Recientemente, ha surgido un nuevo enfoque para tratar los síntomas asociados con este trastorno, gracias a la explosión de la investigación sobre los billones de células no humanas que habitan en el tracto gastrointestinal, conocidas colectivamente como el microbioma intestinal. El tratamiento, llamado terapia de transferencia de microbiota, es un proceso en el que se transfieren bacterias intestinales sanas a niños con autismo.
En un nuevo estudio, los investigadores de la Universidad Estatal de Arizona y sus colegas exploran profundamente los cambios en la microbiota intestinal después de la terapia de transferencia de microbiota; específicamente, mediante el uso de la secuenciación del genoma completo, observaron las alteraciones en las especies bacterianas y los genes involucrados en el metabolismo microbiano.
Los investigadores descubrieron que los genes y taxones microbianos que son importantes para las vías microbianas asociadas con mejoras en los síntomas físicos y conductuales del trastorno del espectro autista mejoraron después de la terapia de transferencia de microbiota.
El equipo de investigación utilizó una tecnología de secuenciación del genoma completo conocida como "metagenómica de escopeta" para extraer datos detallados de más de 5000 especies bacterianas encontradas en el intestino de niños con trastorno del espectro autista antes y después de la transferencia de microbiota. Luego, los investigadores compararon estos resultados con las poblaciones bacterianas en los intestinos de niños sanos.
El procedimiento de transferencia de microbiota implica la transferencia de microbiota intestinal de donantes sanos a pacientes con TEA durante un período de siete a ocho semanas. El procedimiento comienza con un tratamiento antibiótico y limpieza intestinal durante 2 semanas, seguido de un trasplante prolongado de microbiota fecal, aplicando una dosis inicial alta seguida de dosis diarias y más bajas de mantenimiento durante 7-8 semanas. Este tratamiento se estudió inicialmente en niños con autismo de 7 a 16 años.
Los resultados mostraron una mejora considerable en la abundancia general de bacterias después de la terapia de transferencia de microbiota, Además, hubo aumentos sustanciales en las poblaciones de especies bacterianas beneficiosas que normalmente se encuentran en cantidades más bajas en niños con autismo.
Además, dos indicadores genéticos de desregulación en el microbioma intestinal de niños con autismo mejoraron después de la terapia de transferencia de microbiota. Estos marcadores genéticos clave son el metabolismo del azufre y la incapacidad para desintoxicar el estrés oxidativo.
Los hallazgos son alentadores porque la gravedad de la disfunción gastrointestinal en niños autistas parece ser proporcional al grado de problemas cognitivos y de comportamiento, lo que destaca la importancia del eje intestino-cerebro, un tema de gran interés en el mundo de la microbiómica. El eje intestino-cerebro es el sistema de comunicación entre el cerebro y el intestino.
El estudio aparece en una edición especial del International Journal of Molecular Sciences.