Revista Cultura y Ocio

La terapia del adiós.

Por Tayi Tayi Fonseca @TayiFonseca

Extrañaba su sonrisa.

El té y una charla con su abuelo puede que fuera lo último que iba hacer en su vida aquel día, la última miserable circunstancia. Iba a empezar a vivir de nuevo por gusto propio.

Su abuelo respondió ante la misma frase que todos le habían hecho, pero que tal vez nunca tuvo tanto sentido como aquel día; "Y luego te enamoraste..."- replicó el abuelo, "No tal vez como tu lo ves, pero a mi modo sí."

"Y bueno, ¿por qué no están juntos?". Ella suspiró y en tono molesto respondió: "¡Porque es un pendejo!"; riendo el abuelo la miró y le recordó lo hermosa que era, que su valor en alma no alcanzaba ni siquiera en pesos, y que además de pendejos estaba lleno el mundo, él era uno de esos pendejos. La mejor terapia según él era recordar todo aquello que extrañaba de esa persona, y luego pensar en un sola cosa que le hacia sentir decepcionada, ya ella la había dicho. El ejercicio comenzó.

Poco a poco las palabras iban saliendo y lo primero que replicó fue "extraño su sonrisa..." Extrañaba su aroma, su caminado apurado, la forma en que sus camisas con estilo tropical iluminaban el día, extrañaba verlo vestirse, el verlo ponerse sus medias y que luego le sonriera, el constante "¿Qué haces?" vigilante, extrañaba caminar con él y un helado aunque fueron muy pocos, recordó cómo jugaba con sus manos y la piel se le erizo, recordó los abrazos incómodos, los "te quiero" con la mirada, los deseos y suplicas por verla sobre él, recordó los acurrucos, las mil y un preguntas, los gestos de enojo y los de alegría, la risa burlona única que hacía, extrañaba su agitación por querer comerse al mundo, por ser grande; nunca entendió como alguien pudiese tener tantos deseos inquietos de querer todo del mundo y no tener nada al final, extrañaba explicarle que era para ella la felicidad, las súplicas por verse, el "te amo" que rompió el silencio, el "quiero verte", el tuteo; extrañaba cocinar junto a él y en medio de aquella tarea enseñarle a bailar salsa, la forma en la que nunca disfrutaron música juntos y luego ella puede que extrañe esos ritmos, extrañaba el que nunca se quedara callado, quería conocer todo de ella, extrañaba el misterio, el corazón noble y el cierto "valeverguismo" dentro de él; era un hombre noble, extrañaba los detalles pequeños y minuciosos, el que se preocupara como cual si ella fuese una niña. Extrañaba la forma en la que él podía conversar con todos sobre todo, pero con nadie sobre él; puede que ella conociera mucho de su vida sin que él se lo contará.

Extrañaba sus regaños y sus exigencias. Extrañaba verle dormir, suspirar y el verlo tomar, su vicio por las cochinadas, extrañaba los desayunos juntos aunque él no comiera ni un sorbo, extrañaba que la ignorará porque ella siempre encontraba una forma de ser notada, planeaba con anticipación sus vestidos y eso también lo extrañaba. Recordó su forma de engañar a todos para crear al final magia con otros ideas, extrañaba su desorden, su vagancia. Su forma de saludar y el de compartir su tiempo frente al televisor, amaba la forma en que le seducía de forma oculta como si fuera un pecado, extrañaba su olor y sus suspiros escondidos, su espalda y el sentir los latidos.

Extrañaba tantas cosas que poco a poco sintió amor de nuevo, sus ojos se llenaron de esperanza y pronto su abuelo respondió a tan gran cuento: "¿Extrañas algo más?", "A lo mejor sí abuelo, no lo se."

"Extraño la forma en la que me exigía una mejor explicación antes que un "no lo se".", pensó en que le hacia feliz y poco recuerdos llegaron al llamado, extrañaba la fe y la esperanza de estar juntos que cultivo en ella.

"Y si yo te preguntará de nuevo una sola cosa que odias de él, ¿Cual seria?"

El silencio tomó la habitación y de tanto menear la cuchara sobre la taza el té se esfumo tan pronto como sus recuerdos.

"El problema abuelo es que no lo odio, no podría odiar a alguien que ame tanto como a mi felicidad. El problema es que lo ame como nunca a nadie, lo quise como él tal vez nunca lo espero. El verdadero problema abuelo, es que no fue de él quien me enamore; me enamore de mí estando con un él. No es él, ni sus manías; el gran problema abuelo es que me enamore de mi viviendo en una mentira."

"¿Y crees que él te extrañe?"- respondió el abuelo sorprendido.


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