La terapia del hielo

El hielo es uno de los remedios naturales más antiguos del mundo. Utilizado clásicamente como analgésico, anti-inflamatorio y agente descongestivo, las propiedades de la terapia del hielo pueden ser llevadas mucho más conociendo algunas de sus aplicaciones menos difundidas. La composición del hielo (pura agua) es excelente para tratar todo tipo de afecciones, brindando hidratación natural al cuerpo y a los distintos órganos, mejorando las articulaciones, ligamentos y tendones y ayudando a regular la temperatura corporal. Asimismo, la terapia del hielo limpia, conserva y regenera la piel de distintas zonas del cuerpo (incrementando aún más su elasticidad).

El primer médico de la historia en reconocer las virtudes de la terapia del hielo fue Galeno, quien la utilizaba para tratar todo tipo de dolencias. Actualmente se sabe que la efectividad de la terapia del hielo sobre el organismo se debe a la disminución en la vasoconstricción de los vasos sanguíneos del organismo (generando un efecto termorregulador y disminuyendo la irrigación sanguínea a esas zonas).

La terapia del hielo es muy efectiva contra la fiebre (aplicar una bolsa de agua con hielo sobre frente, muñecas y detrás de las rodillas), los edemas, el sangrado nasal (colocar una compresa con agua y hielo para detener la irrigación a esas zonas), el dolor de cuello (aplicar una bolsa de hielo sobre la zona del cuello elimina la tortícolis en pocos minutos), los dolores musculares, las picaduras de abeja (evita la hinchazón y la propagación de la inflamación), el dolor de muelas (colocar una bolsa con hielo en la zona exterior a la ubicación de la muela afectada por el dolor) y los dolores en los pies (envolver cubos de hielo con toallas húmedas y frotar sobre los pies y los tobillos. Es un buen anti-inflamatorio y descongestivo).