Revista Opinión
Prestige, Atocha, Metro de Valencia, Santiago.¿Por qué todas las grandes catástrofes se producen cuando gobierna la derecha? La respuesta entraña una sola palabra: Thatcher. Thatcher es el antisocialismo, para ella lo único válido es el individuo. No coartemos nunca su libertad porque ésta es el motor que mueve al mundo. Como vemos, la tipa ésta era antiaristotélica. Hay que dejar absolutamente solo al hombre porque éste con su libre iniciativa lo resolverá todo. Y todos los servicios públicos de Inglaterra se hundieron totalmente. Pero los ricos y los poderosos tuvieron más dinero y poder, que de eso precisamente se trataba. ¿Se trataba? Se trata porque el liberalismo se ha apoderado de todos nosotros, de tal manera que ya somos liberales hasta los más empedernidos comunistas, como yo, por ejemplo. Pero se trata de hacer un acercamiento a lo que significa el accidente de ayer, en Santiago de Compostela. Mucho me temo que sea el maquinista el que pague el pato. Porque siempre es bueno que haya niños que lo paguen, y en esta inmensa tragedia el niño es él. Porque, inmediatamente, se ha rebuscado en su triste historia de pobre trabajador y se ha hallado lo que más conviene al sistema: -Me gusta correr, pasar de los 200 kms. a la hora. Esto va a ser su condena, porque ya es muy fácil que lo que dijo desesperado porque no conseguía rebajar la velocidad entrando ya casi en la curva, será su sentencia de muerte. Y yo no he tenido más remedio que acordarme del accidente del Metro de Valencia. Es un auténtico crimen thatcherano que lleva mucho tiempo impune y que quedará impune para siempre como quedaron todos aquellos que cometió la dama de hierro. Pero volvamos a Santiago, a esa Galicia en la que estuvimos tanto tiempo contemplando los hilillos de plastilina, cuya huella aún no ha desparecido porque las heridas del mar no se curan nunca. Y da la triste, la irreparable casualidad de que el artífice de la resolución de esta tragedia es el mismo de entonces. No sé lo que va a decirnos este hombre porque como orador es insuperable, se agarrará al pobre maquinista como a un clavo ardiendo para no tener que admitir que algo en el tendido ferroviarios no funcionó como debía. Y esta última posibilidad es la que más probabilidades tiene de certeza. O fallaron los autofrenos del tren o los de la red ferroviaria. No vale ponerse un momento a pensar siquiera que un hombre con la experiencia del maquinista desafiara estúpidamente a la suerte no echando mano a los instrumentos de frenada, una vez que comprobó que iban a una velocidad mortal. Es indudable que algo mecánico falló porque no es posible admitir ahora tendencias suicidas en un hombre que hasta ahora se había comportado con la mayo normalidad. Pero se trata de elegir entre él y Ana Pastor, entre el pobre hombre y la mujer de confianza de Rajoy, la thatcher de este momento, y el pobre maquinista lo tiene muy claro.