En definitiva son poco más de treinta y tres mil cadáveres. Algo insignificante, sobre todo si se trata de republicanos vencidos. Gente sin importancia.
Y es que el gobierno aunque allá por noviembre de 2009 se comprometió a buscar los cuerpos de los republicanos enterrados, ha llegado a la conclusión de que es prácticamente imposible. La razón aducida es que los restos están deteriorados y no se pueden identificar, o tardarían mucho en conseguirlo.
Esa ley de la Memoria Histórica que venimos criticando por insuficiente permite que el gobierno se quede con los brazos cruzados, faltando a su promesa.
Y es que el gobierno trata de nadar, como en casi todo –menos en la reforma laboral, donde ha nadado en el mar de Los Mercados—, entre dos aguas. Se trata de no cabrear al partido de la oposición y de mantenerse inocuos, entre Pinto y Valdemoro. Y lo que consiguen al final es que la oposición siga descontenta y los progresistas cabreados. Pero ellos a lo suyo.
Mientras que tratan de no mover un dedo para recuperar e identificar los cuerpos de los que fueron llevados a la fuerza, tienen un sitio preferente los genocidas Franco y Primo de Rivera. Mientras los familiares de esos treinta y tres mil republicanos enterrados tienen que aguantar este agravio, se organizan actos de homenaje de partidos fascistas con la connivencia de los monjes de la Abadía, allí instalada –viva la aconfesionalidad del Estado—, en honor de esos asesinos.
Y a seguir aguantando. Al fin y al cabo la guerra y, lo que es más grave a estas alturas, la transición han sido ganadas por los mismos. Y esos mismos son los que se escandalizan con el terrorismo etarra, y aprueban y no condenan el terrorismo de Estado que practicó Franco. El mismo que provocó en la posguerra, doscientos mil muertos y represaliados, más de un millón de exilados y trescientos mil niños desaparecidos.
Llego a entender que el PP, partido donde están los herederos del franquismo, no condene esa ideología totalitaria, pero no termino de comprender los motivos del PSOE y de este gobierno para actuar con tanta cobardía, si no es por miedo a esa oposición que les acorrala y les obliga a actuar de forma ñoña y “políticamente correcta” para no hacerles daño.
Después de casi treinta y tres años de aprobada la Constitución, ahora resulta que el gobierno dice que se tardaría mucho en identificar a los enterrados. Como si ese tiempo que han esperado los familiares fueran tres días.
Excusas, claras excusas para seguir manteniendo este monumento a la ignominia, a la desvergüenza, a la “victoria”, demostrando el PSOE con quién se alinea.
Llamazares y Buenaventura, diputados de Izquierda Unida e Iniciativa de Catalunya, han criticado al gobierno, piden que se identifiquen todos los cuerpos y han apostado por hacer de este monumento un memorial a la represión, porque lo construyeron presos políticos, muchos de los cuales cavaron, con su esfuerzo, sus propias tumbas.
Hoy, de nuevo, vuelve a verse el plumero de este gobierno, incapaz de dar una salida digna a los familiares de los enterrados a la fuerza en este mausoleo franquista. Suma y sigue.
Siguen cavando su propia tumba política, aunque parece no importarles. Después vendrá el llanto y crujir de dientes.
Salud y República