Hacía mucho tiempo que no me reía tanto con un libro. Llorar si, aburrirme también pero el sentido del humor con tanta pandemia se me había quedado algo aturdido.
Y entonces llega Carmelo y me deja entrar en su correo y me veo a mi misma a carcajada limpia. Un personaje carismático y muy pandémico, lleno de soledad y de palabras, que lo mismo se pelea por un kilo de tomates con el servicio de Atención al Cliente de Carrefour que aloja en su casa al mendigo de la esquina. Cuánto de nueva normalidad hay en esta novela de Rodrigo Muñóz Aviar, y pensar que la escribió antes de que el mundo empezara a desmoronarse…
Quizas, Rodrigo, ¿habría alguna posibilidad de recuperar el contacto epistolar con el Carmelo post- coronavirus? Creo que la posibilidad de descubrir en sus palabras qué piensa de la pandemia podría ayudarnos al resto de la Humanidad.
Ahora me voy.
“Me reclaman”