Recordamos la tierna y emocionante anécdota de la niña a la que el poeta ve pasar todos los días por delante de su botica santanderina, en la Plaza de la Esperanza,y a cuyo entierro, poco después, asiste conmovido. El mismo nos lo dejó descrito en uno de sus más bellos poemas, situado en un pueblo de la Alcarria:
ìOh, esa niña! Hace un alto en mi ventana siempre y se queda a los cristales pegadas como si fuera una estampa. El poeta la contempla ¡Qué gracia tiene su cara, en el cristal aplastada, con su barbilla sumida y la naricilla chata!La contemplación revela una ternura conmovedora
Yo me río mucho mirándola y le digo que es una niña muy guapa... Ella entonces me llama ¡Tonto! Y se marcha.De súbito el poema cambia de tono: la ternura se torna piedad
Pobre niña. Ya no pasa por esta calle tan ancha caminando hacia la escuela de mala gana, ni se para en mi ventana, ni se queda a los cristales pegada como si fuera una estampa; que un día se puso mala, muy mala, y otro día doblaron por ella las campanas.Sentimentalmente el poema se abre a la realidad:
Y en una tarde muy clara, por esta calle tan ancha, a través de la ventana vi como se la llevaban en una caja muy blanca. Y surge la comparación ventana-ataud: En una caja que tenía un cristalito en la tapaY sigue la persistencia de la contemplación del rostro tras un cristal:
Por aquel cristal se le veía la cara lo mismo que cuando estaba pegadita al cristal de mi ventanaY la impresión ha quedado fija de tal modo en el poeta que se convertirá, para él, en visión existencial:
Al cristal de esta ventana que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja tan blancaSi tras leer el poema nos asomamos a la ventana de la botica de León Felipe, comprendemos porqué el poeta concluye:
Todo el ritmo de la vida pasa por el cristal de mi ventana. Es, pues, auténtico todo. Aquella niña existió y se murió; y el poeta sintió un sufrimiento sincero que dio lugar a tan hermosos versos. Esta y tantas otras delicadas situaciones, reafirman, definitivamente, su fina pero firme sensibilidad de poeta
Recuerdo y desagravio a León Felipe * ILMO. SR. DON MARIANO TURIEL DE CASTRO Académico Correspondiente de la Real Academia Nacional de Farmacia