Revista Salud y Bienestar
Una vez más el mundo celebra un nuevo Día de la Tierra, y 43 años después de instaurada esta conmemoración no hemos avanzado mucho por protegerla. Cada 22 de abril, recordamos que la idea surgió en 1970 como un movimiento universitario, y desde entonces se ha convertido en un acontecimiento educativo e informativo a nivel mundial.
Ante el cual, grupos de ecologistas y expertos lo utilizan como ocasión para divulgar y concientizar sobre los problemas medioambientales del planeta: la contaminación del aire, agua y suelos, la destrucción de ecosistemas, los cientos de miles de plantas y especies animales diezmadas, y el agotamiento de recursos no renovables.
Sin embargo, hemos de reconocer que nuestro planeta necesita “extremos cuidados para sobrevivir”, y que desde nuestro pequeño radio de acción podemos ayudar con su “terapia intensiva”.
Y es que después de todo, nuestra conciencia nos hace un llamado a ser más ecológicos. Ya que debemos tener conciencia acerca del calentamiento global, la deforestación, los cambios climáticos, el deshielo en los polos, la extinción de algunas especies animales, entre otros hechos de gran preocupación. Los cuales han motivado empresas, organismos públicos, organizaciones sin fines de lucro y hasta individuos a título personal a convertirse en voceros de numerosas prácticas e iniciativas que promuevan una conciencia verde.
Por ello, se insiste en soluciones que permitan minimizar los efectos negativos de las actividades humanas. Hacernos eco de las ideas, tips y recomendaciones es urgente, y mucho más importante que eso hacer de nuestra propia vida un modelo de comportamiento responsable con el medio ambiente.
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