Revista Insólito
En Enero de 1994, fallecía en una residencia de ancianos de Quintanar de la Orden, el terrateniente Manuel Hidalgo Garví, natural de la localidad albaceteña de "El Ballestero". La noticia corrió como la pólvora: Manuel había dejado su herencia a los cuarenta aparceros y a los ancianos de la comarca. El generoso Hidalgo nombró albacea de su legado de 1000 millones de pesetas a los alcaldes de la comarca y al presidente de la Diputación.Con este fin, ordenó que con el dinero que se obtuviera de la venta de su finca Navamarín -situada entre Lezuza y El Bonillo- se construyera en Albacete una residencia de ancianos de la provincia. Impuso que en ese establecimiento deberían tener preferencia, para ser acogidos, los naturales o vecinos de El Ballestero y Lezuza, y con prioridad para los más desfavorecidos.La finca Dehesa de Navamarín tiene algo más de 1.986 hectáreas, e incluye una casa y una carretera que la enlaza con la carretera de Albacete a Munera. Manuel Hidalgo dejó establecido que el comprador se debía comprometer a dejar que los aparceros que la cultivaban permanecieran indefinidamente en ella.Se adjudicó, mediante un concurso subasta, en noviembre de 1996, a la empresa Auto Juntas, por la cantidad de 415.660.000 pesetas.La venta se ejecutó por los albaceas testamentarios de aquel momento: Emigdio de Moya como presidente de la Diputación en el momento de la venta, Juan Francisco Fernández como presidente en el momento del fallecimiento del testador, y los alcaldes de Lezuza y El Ballestero.
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