Revista Sociedad

La tiranía de lo absoluto

Publicado el 13 mayo 2014 por Albilores @Otracorriente

Tiranía dde lo abs

Hace ya algunos años que se ha instalado en nuestras vidas una especie de tiranía de lo absoluto como una tendencia bastante preocupante para una sociedad que aspira a la libertad y la tolerancia de los individuos y que tiene como objetivo el libre pensamiento independientemente de cuáles sean sus ideas, creencias, cultura, raza, etc. Es un fenómeno extendido en muchos lugares del mundo, pero es en nuestro peculiar país en donde ha arraigado con especial fuerza, no se sabe si por nuestra idiosincrasia o por la tendencia al extremismo que gobierna las mentes de los españoles como Dios manda.

Lo cierto es que parece que cada uno de nosotros está obligado a pertenecer a un colectivo o grupo y compartir absolutamente todas las ideas, doctrinas o dogmas que identifican a dichas organizaciones, sean del tipo que sean. Se ejerce la tiranía de lo absoluto de un modo implacable y si, por casualidad uno de los miembros que integran cualquier grupo no estuviera de acuerdo con alguno de los puntos ideológicos característicos del colectivo, el resto del grupo tendrá a bien identificar al disidente como traidor e indigno de pertenecer al común, por lo que sufrirá marginación y desprecio y será excluido lo más rápido posible.

Así, en esta España ultra, ferviente practicante de esta tiranía de lo absoluto, no se puede estar a favor del aborto si eres votante de los partidos conservadores, aunque compartas todas las demás ideas políticas de esos partidos. Automáticamente serás acusado de comunista, anticatólico, asesino y cuantas barbaridades se vayan sucediendo. Al revés, si eres católico no podrás ser aceptado en un colectivo de izquierdas (sea lo que sea lo que eso signifique ahora) pues te acusarán de defender las doctrinas de la Iglesia, la política del gobierno y serás tachado de facha. No importa que en casi todas las demás ideas estés de acuerdo, no importa que defiendas la igualdad social o que luches contra las injusticias de la privatización. Serás estigmatizado por el grupo y quedarás excluido automáticamente. Si defiendes la sanidad o la enseñanza pública como garante de igualdad no te será permitido criticar la mala gestión que se ha hecho de ellas en años anteriores ya que serás acusado de estar de acuerdo con las políticas neoliberales de privatización y serás tildado de facha.

Además -algo de lo que no se suele hablar mucho y para nosotros es una de las claves de que no funcione la democracia en España- si eres militante de un partido político no se te permitirá nunca jamás votar contra una de las propuestas que realice tu partido, ya que entonces serás multado, apartado y con casi toda seguridad acabarás expulsado del mismo por romper lo que se suele llamar la disciplina del partido, aunque, en realidad es de nuevo una tiranía de lo absoluto, contradiciendo todo principio democrático, que no es otro que el de opinar, dialogar y discutir en busca de lo mejor para la mayoría. Por ello se hace muy difícil pensar que los partidos que nos gobiernan defiendan una democracia en la que no creen y que ellos mismos no permiten practicar en su organización interna.

De este modo en España no se puede ser católico y homosexual, de derechas y defensor de la educación pública, comunista y no estar de acuerdo con el aborto, nacionalista y criticar la independencia o ser del PP y seguidor del F.C. Barcelona, buscando ya los extremos más absurdos. Como tampoco se puede apoyar las marchas del 15M y criticar los movimientos radicales, escribir en determinados periódicos y no atacar a los que ideológicamente no comparten las mismas ideas políticas, etc. Si te adhieres a un colectivo debes aceptar todas y cada una de las ideas, doctrinas, directrices o dogmas que lo caracterizan, el individuo queda anulado por la masa del grupo, que ejerce la tiranía de lo absoluto de un modo obsesivo y fanático, con todos los medios necesarios, legales o no.

No se sabe bien cuál es el objetivo de esta tiranía ideológica pero no se puede jamás estar al 100 % de acuerdo con todo, por mucho que te guste y por mucho que lo defiendas. Y lo absoluto acaba siendo siempre muy peligroso.  Como dijo Bertrand Russell: El problema con el mundo es que los idiotas están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas. Es el triunfo de la tiranía de lo absoluto.


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