Buenos días supermamis!! ¿Cómo llevamos la semana?
Si la semana pasada os dábamos algunos trucos para saber si vuestro bebé estaba molesto con los gases, esta semana vamos a dar trucos y consejos para evitar un mayor cúmulo de estos gases en la tripa de vuestro bebé, y algunas pautas para que pueda expulsarlos mejor. Empezaremos valorando la toma del bebé. La puesta al pecho del bebé es muy importante. Desde la forma en que el bebé adapta su boca al pezón hasta cómo nosotras le presentamos ese pezón.
He estado pensando en cómo hacerlo para que resulte lo más didáctico para que lo podáis poner en práctica, y se me ha ocurrido que la mejor forma es ir comentando paso a paso las experiencias más comunes que me suelen explicar en consulta desde que el bebé comienza la toma hasta que lo acostamos en la cuna. De esta manera, podréis ir viendo paso a paso qué cosas podéis cambiar para mejorar los gases de vuestro bebé y aumentar así su bienestar.
Esta entrada es algo más larga que las anteriores, pero espero que sea lo suficientemente interesante como para que la leáis hasta el final. Empezaremos valorando la toma del bebé. La puesta al pecho del bebé es muy importante. Desde la forma en que el bebé adapta su boca al pezón hasta cómo nosotras le presentamos ese pezón. Lo aconsejable es que el bebé tenga que buscar un poco esa fuente de alimentación, como lo hace la primera vez que le ponen en el hospital en nuestro pecho y él sólo va buscando el pezón para mamar. En consulta hemos podido comprobar que un bebé que busca el pezón para comer, mama con menos ansiedad que si le metemos el pezón en la boca cuando se pone a llorar por hambre (de la forma tan escandalosa que lloran cuando tienen hambre. Yo los comparo a un Ferrari que pasan de 0 llanto a 100 en 3 segundos).
Hay numerosas posturas para amamantar un bebé. Cada una debe buscar la suya. No hay posturas mejores ni peores. Lo que si debemos tener en cuenta son 3 cosas:
- Si hacemos la toma común (barriga con barriga), la barriga del bebé debe siempre mirar a la barriga de la madre (de ahí su nombre). Muchas veces veo al pobre bebé retorcido. Su carita mira al pecho mientras que la tripa acaba mirando al techo. Esta posición dificulta que el bebé trague y favorece que se atragante. Además, traga más aire por la incomodidad de la postura.
- En cualquier forma de toma es recomendable que nuestro bebé esté con las piernas ligeramente flexionadas. Esto lo recomiendo por dos razones: la primera
porque evitamos que se acumulen más gases durante la toma. Si ya de por sí tragan bastantes gases, tener la tripa completamente estirada y las piernas colgando hace que se generen aún más gases durante la toma. La segunda razón, es porque durante la toma los bebés se relajan, lo que hace más fácil que expulsen gases y hagan caca. Si a esto le añadimos la pequeña flexión de las piernas, les facilitamos mucho más el trabajo.- Tienen que estar ligeramente incorporados, sobre todo los bebés alimentados con biberón, a los que solemos poner más tumbados que los que tienen que mamar, ya que en este caso es el pecho de la madre el que nos marca la altura de la cabeza del bebé .
- En resumen; piernas que no cuelguen, ligeramente flexionadas, bebé ladeado mejor que boca arriba, y semiincorporado (la cabecita más alta que el resto del cuerpo). Por otro lado, muchas madres tienen la tendencia a colocar un dedo entre el pezón y la boca de su bebé, porque piensan que su nariz queda tapada por el pecho y no pueden respirar. Los bebés son máquinas perfectas y su anatomía está diseñada para su correcto funcionamiento. Esto incluye que nazcan con la nariz chata para no ahogarse mientras están mamando. Además, tienen la capacidad de dejar de mamar cuando necesitan coger más aire de lo normal (como dijimos en la entrada anterior, no los infravaloremos!).
La forma en que el bebé coge el pezón es muy importante. Lo normal es que el labio de abajo se curve totalmente hacia fuera y abarque gran cantidad del pezón. El labio de arriba se abrirá también pero no tanto como el de abajo. La lengua quedará a modo de copa debajo del pezón. Los mofletes tan carnosos que tienen los bebés tampoco son casualidad, y sirven para facilitar el sellado entre la boca y el pezón. Hay que tener cuidado con los movimientos de cabeza que hace el bebé mientras mama. No debemos dejar que haga tirones hacia afuera con el pezón en la boca. Esto puede dar lugar a grietas y heridas en el pezón además de no ser una forma correcta de succión que hace que el bebé trague aire. Para evitarlo, basta con colocar nuestra mano a modo de freno en la parte de atrás de la cabeza del bebé para que no pueda hacer estos movimientos. Pues nuestro bebé ha terminado de comer, y ¿ahora qué?
Ahora viene el momento de echar el eructo. Hoy os voy a desmontar otro mito muy común y que no desmontamos en la primera entrada (pero nunca es tarde para desmontar mitos!). No es necesario que el bebé eructe. Tenemos el miedo de que si nuestro bebé no eructa va a tener más gases en la tripa. Pues quedaos tranquilas que no es así. El eructo representa una cantidad mínima de gas en comparación a todo el gas que entra y se genera durante toda la toma en la tripa del bebé. Por eso, si en 2 min no ha echado el gas, le podéis dejar tranquilo. Después de las tomas lo mejor es no tumbar al bebé inmediatamente (hablamos de las tomas de por el día). Es mejor tenerlo incorporado 15- 20 min para que todo el contenido del estómago comience a moverse por el resto del aparato digestivo y no se “estanque” generando incomodidad y más gases. Siempre os digo que no le hagáis a vuestro bebé lo que no os gusta hacer a vosotras.
A mí particularmente, después de una comida copiosa, lo que menos me apetece es tumbarme. Me apetece caminar y que la comida “empiece a bajar”, como decimos vulgarmente. Teniendo en cuenta que después de cada toma (teniendo como referencia una toma normal de la que ya hablaremos en otra entrada), nuestro bebé se siente igual que nosotros después de hacer una comida abundante, ya podéis sacar vuestras propias conclusiones de lo incómodo que puede estar si según termina de comer lo echáis en la cuna. Si no os queda más remedio que tumbarle y no podéis mantenerle incorporado un rato después de comer, lo que podéis hacer es tumbarle de lado. Esta es la postura más cómoda para un bebé. Además, al tener la tripa relajada echará mejor los gases (como ya vimos), no se acumularán tanto, y si le viene una bocanada de leche es más difícil que se atragante porque el contenido de la boca tiende a salir fuera de la misma. Recordad que si le ponéis de lado lo mejor es alternar de lado en cada toma.
Aunque nos hayamos referido en mayor medida a la lactancia materna, todo esto se puede aplicar
a los bebés alimentados con leche de fórmula: las posturas durante y después de la toma, la expulsión de gases,… Ya sabéis que a día de hoy hay en el mercado numerosos biberones anticólicos bastante útiles (hablaremos de ellos en otra entrada). Tan sólo tenéis que tener cuidado de no mover el biberón en exceso para que el bebé succione y trague de manera homogénea (hay que evitar ese movimiento típico de mover el biberón para que el bebé siga tragando, pues al mover el biberón, perdemos el hermetismo entre la boca y la tetina y el bebé traga aire). Por último recordaros que esto son opiniones personales sin ningún rigor científico más que aquel que me brindan las mamás con las que trabajamos en consulta, y a las que todas estas pautas les mejora el día a día con su bebé. Pero tenéis que tener en cuenta lo que siempre digo, y es que cada bebé es un mundo, y lo que va muy bien para uno, a otro puede no hacerle nada. Mucho ánimo súper mamis, y hasta la próxima entrada!