La fortaleza de la SPA (Sociedad Protectora de Animales) en Francia, como en los países avanzados en general, es destacable; tal es así que pueden permitirse campañas como la que en estos días invadió el Metro de París bajo el eslógan: "La Torture C'est Légal?" (Traducido: Es Legal La Tortura?)...
En los andenes de todas las estaciones pueden verse pancartas como las que expongo, en las que la foto de un toro, un cordero o un conejo interpela al viandante con la pregunta, para remitirle al hashtag Monsieur le Président #JeVousFaisUneLettre, que nos recuerda el archifamoso himno antibelicista de Boris Vian, y que anima al Presidente Hollande a intervenir en la dirección de sus intereses.
Hasta ahí todo es correcto y comprensible: que la SPA francesa, con 170 años desde su creación, quiera sacudir el ánimo de los políticos con una campaña más, para sacarlos de un supuesto inmovilismo en lo que a derechos de los animales se refiere, me parece loable...
Lo que ya no me lo parece tanto es pensar en el auge experimentado por los dramas humanos, en el seno de una sociedad que no siempre parece tener claras sus prioridades.