Pongamos como ejemplos las película infantiles de Disney o los musicales. Los temas traducidos deben respetar el sentido de los originales (para así hacer avanzar la trama) y además adaptarse a las características propias de la música. Por ello, lo ideal en estos casos es que los traductores trabajen mano a mano con músicos o compositores, que ayuden a combinar los aspectos musicales con los lingüísticos y garantizar así el mejor resultado posible.
Los elementos musicales
Los traductores deben tener en cuenta, sobre todo, el fraseo de la melodía, para conseguir que el texto se adapte al mismo en su ritmo y entonación. Así, deben conseguir una correspondencia entre el ritmo musical y el acento rítmico o ritmo silábico. Una dificultad añadida puede residir en el uso de la rima en el texto.
¿Traducción o adaptación?
En ocasiones, la dificultad para combinar un texto con el fraseo de una melodía es tan complicado que muchos prefieren realizar “adaptaciones” o “versiones” en lugar de “traducciones”. Así, optan por variar el material musical o el contenido de las letras para que el tema final se adapte más a su nuevo público.
La traducción de las letras de temas musicales para medios audiovisuales presenta numerosas dificultades, y muchos defienden la idea de que las canciones no deberían ser traducidas. Sin embargo, el trabajo de traductores profesionales y experimentados puede garantizar que palabra y música se combinen a la perfección y que la traducción esté a la altura de la versión original.