La traducción de una patente debe reflejar en la mayor medida posible el texto original, ya que cualquier información ambigua o errónea puede hacer que la propuesta sea rechazada por la Oficina de Patentes. Otro riesgo a contemplar es que la interpretación de una traducción errónea pueda afectar al alcance de lo patentado. Es decir, a su posterior uso, protección, o registro. Ambos problemas, que pueden alargar el proceso legal y causar importantes pérdidas económicas, pueden solventarse al dejar las traducciones en manos de traductores expertos y especializados.
Para garantizar una traducción adecuada, el traductor debe siempre realizar una importante labor de documentación previa a la traducción del texto. Esta documentación debe centrarse en el ámbito relativo a la patente, ya que es necesario conocer sus características técnicas y su marco legal. Las leyes relacionadas con el sistema de patentes están más claras dentro de los límites de la Unión Europea, pero ¿qué ocurre cuando se traducen patentes para su uso en otros lugares del mundo, como por ejemplo China o EEUU? En dichos casos no debe atenderse sólo al lenguaje, ya que los procedimientos, la presentación de la información y su estilo también son elementos a tener en cuenta por el traductor.La combinación del lenguaje técnico y legal produce a menudo muchos quebraderos de cabeza a los traductores. La traducción de patentes no solo combina ambos lenguajes, sino que también implica una gran responsabilidad para el traductor, dadas las consecuencias legales y económicas que pueden arrastrar sus fallos. Por ello es siempre conveniente contar con los servicios de traductores especializados, que cuentan con los conocimientos y las herramientas necesarias para garantizar una traducción rigurosa y profesional.