Revista Opinión

La tragedia de procrastinar

Publicado el 05 marzo 2020 por Carlosgu82

La tragedia de procrastinar.

Todos tenemos que hacer cosas, hacer cosas es sencillo, las cosas que tenemos que hacer pueden ser muy sencillas, incluso podemos disfrutarlas, pero si tenemos que hacerlas, todo se complica cuando somos procrastrinadores.

Procrastinar no es un tema fácil, siempre lo dejo  para después, deseo incluso procrastinar ahora y dejar este texto a medias, pero para dejar de procrastinar, tengo que empezar ahora, aunque tal vez lo deje para mañana.

Las personas que no saben procrastinar están bendecidas con un don que para nosotros es lejano, absurdo, y poderoso.

Hace unas semanas comencé a leer un libro, fue emocionante, fácil de entender y al mismo tiempo delicioso, estaba cerca del final, del cierre y quería terminarlo, deseaba con todas mis ganas conocer el destino tal vez inconcluso del protagonista, tenía que acabar con la incertidumbre sobre la vida o muerte de aquel sujeto carismático e imaginario, y entonces lo deje unas páginas antes de acabarlo, pues ahora que tenía que saciar la curiosidad que albergo en mi mente durante las horas compartidas con el papel y la letras, ya no tenía sentido para mi, se esfumaron las ganas pues tener una obligación aunque sea una impuesta por mis sentimientos, es algo que simplemente, no quiero cumplir.

La gente siempre tiene que hacer cosas, hacer cosas suele ser sencillo,  las cosas que tengo que hacer, fuera de mis necesidades biológicas, no son sencillas, porque tengo que hacerlas, y lo único que puedo hacer cuando existe el “tener” es procrastinar, puesto que no quiero tener que hacer nada, vivir haciendo las cosas que me apetecen sin sentir que lo que hago esta fuera de mis deseos.

Procrastinar, es una tragedia irónica, mientras te permite hacer lo que supuestamente quieres hacer, te priva de lo que tienes que hacer porque quieres hacerlo.

Procrastinar me recuerda a la muerte, que todo deja a medias, que puede llegar cuando mas deseamos con esmero retrasarla, es como una metáfora de la vida.

Aveces desearía no ser procrastinante para  terminar mis ideas, ver la meta y no quedarme a unos pasos de ella congelada, cerrando el libro que disfrute tanto, terminar la tarea de la clase que disfruto, terminar el artículo que…


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