Escuchando hoy a un experto hablar de la valoración de las startups, he llegado a la conclusión de que los business angels somos (o hemos sido, porque quedamos pocos) un poco inocentes. Por no decir otra cosa.
Lo hemos sido porque, en general, las probabilidades de recuperar el dinero que hemos invertido en startups, y no digamos de obtener una tasa de retorno acorde con el riesgo asumido, son prácticamente nulas.
Lo son porque habitualmente hemos dado por buenas las valoraciones que se nos han planteado, sin pararnos a pensar si encajaban con las necesidades posteriores de capital que tendría la empresa y las perspectivas razonables en cuanto al precio de la empresa en un futuro exit. Si hubiéramos hecho los números no habríamos invertido en ninguna.
El planteamiento es muy sencillo. Si un business angel quiere cubrirse mínimamente del riesgo, debe invertir en al menos 10 proyectos. Y para recuperar su inversión global, suponiendo que solo un proyecto es exitoso (una tasa razonable), debe conseguir al menos multiplicar por 10 lo invertido en él.
Como no sabe qué proyecto será exitoso, ese multiplicador mínimo se lo debería exigir a todas las startups en las que invierta.
Si invierte 100.000€ en cada startup, debería esperar recuperar 1.000.000€. Vamos a olvidarnos del plazo de recuperación a efectos didácticos.
Si su estimación es que pueda vender esas acciones cuando la empresa valga 10 millones (ya sea porque se venda en bloque o por que le compren solo sus acciones). Para obtener 1 millón, en ese momento habrá de poseer el 10% del capital.
Si los emprendedores le plantean un postmoney de 2 millones ahora, en el momento de hacer su inversión, le corresponderá solo un 5% del capital, luego como máximo recuperará, cuando venda, ¡el 50% de lo invertido! O dicho de otro modo: habrá perdido el 50%.
Por desgracia la mayoría de inversiones los business angels las hemos hecho en esta dinámica. Y hemos perdido dinero (o lo vamos a perder) en (casi) todas ellas. Casi imposible recuperar el millón de euros que hemos invertido en total.
La moraleja es que las valoraciones de startups han estado infladas en los recientes años, de una forma evidente. Y que muchos proyectos no han tenido viabilidad desde el principio, aunque ni los emprendedores ni los inversores lo sabíamos, o queríamos saberlo. Nos hemos embriagado con valoraciones exageradas de proyectos inviables. La cruda realidad es esa.
Ponga usted las cifras que quiera y verá que tengo razón.
¡Ah! Y no he contado con el efecto dilución que los business angels hemos sufrido cuando la empresa ha ido realizando ampliaciones posteriores, de manera que nuestro 5% inicial puede quedar en un 1%. ¿A cuánto de debería vender la empresa para recuperar nuestro millón de euros? Muy fácil: a 100 millones. ¿Es razonable que sea así? Estamos todos atrapados en esta trampa. Hemos sido unos angels.