Revista Opinión

La Transición Española: Primero Los Intereses Foráneos, Luego Los De España.

Publicado el 10 octubre 2018 por Carlosgu82

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, el futuro de España dependería del interés que tuvieran las potencias aliadas en mantener el régimen liderado por el general Franco, que se había implantado tras su victoria en la Guerra Civil en 1939. Aunque el régimen había apoyado a las potencias del Eje, sin entrar en la guerra, y durante sus primeros años el modelo elegido por Franco se acercaba mucho al fascismo italiano, Estados Unidos vio un potencial aliado en Franco esencialmente por su marcado carácter anticomunista.

Documentos desclasificados del Consejo de Seguridad Nacional de los años cincuenta, dejaban patente el gran interés que tenían los norteamericanos en el mantenimiento de un gobierno aliado en España. Por eso terminaron por apoyar a Franco y se aseguraron que, tras su muerte, se acabara instaurando un sistema democrático en España cuyos gobiernos -independientemente del color político que fueran- siguieran sirviendo a los intereses de Estados Unidos.

Numerosas personalidades que investigaron la época de la Transición, como Rafael Pérez Escolar, han manifestado que la Transición española se diseñó en la sede de la CIA, en Langley. Ya en 1967 los norteamericanos habían recomendado a Franco que legalizara dos partidos políticos, uno de carácter socialdemócrata y otro de carácter democrático. Ese sería el modelo bipartidista que se reproduciría en la Transición.

La mano de Estados Unidos también estaría, de forma directa o indirecta, tras el asesinato de Carrero Blanco en 1973. Este era un personaje ciertamente molesto para los intereses norteamericanos en España. Siempre había pensado que en la relación entre España y Estados Unidos, los norteamericanos salían más beneficiados, y que España recibía poco del poderoso aliado. También era reacio a llevar a cabo grandes transformaciones en el régimen tras la muerte de Franco y además pretendía continuar con el propósito de convertir a España en potencia nuclear. Otro tema escabroso era el asunto del Sáhara. Carrero Blanco estaba firmemente comprometido con la celebración de un referéndum de autodeterminación en esa, entonces, provincia española. Marruecos pretendía ocupar la zona del Sáhara para paliar los problemas internos por los que atravesaba la monarquía de Hassan II. Este llegó a amenazar con pedir ayuda a la Unión Soviética si Estados Unidos no les apoyaba en el Sáhara. Por todos estos motivos Carrero Blanco era un estorbo para los intereses norteamericanos en España. Aunque no se ha probado la intervención directa norteamericana en el atentado que acabara con su vida, el hecho de que Carrero Blanco fuera asesinado a pocos metros de la embajada americana, hace sospechar que al menos conocían los planes de los terroristas y no quisieron evitar el magnicidio.

En consonancia con los intereses norteamericanos, la Internacional Socialista y el SPD alemán jugaron un papel muy importante en el ascenso del PSOE y en el proceso de transformación del mismo, de un partido socialista de corte marxista a un partido socialdemócrata al estilo europeo del mismo SPD. La celebración del Congreso de Suresnes, fue financiada por la República Federal Alemana, quien proporcionó numerosos recursos financieros al PSOE que lideraría Felipe González.

La influencia extranjera también quedaría patente en el 28º Congreso del PSOE celebrado en 1979. En dicho Congreso, Felipe González propuso la renuncia del PSOE a su ideario marxista, propuesta que fue rechazada por mayoría de votos en contra. Poco tiempo después la sede del PSOE recibiría la visita de un miembro de los Servicios Secretos Norteamericanos y posteriormente de un miembro del SPD alemán. El representante norteamericano alertó con una agitación dentro del ejército si el PSOE seguía con su ideario marxista y mostraba su preocupación por un golpe de Estado. Por su parte el representante del SPD alemán amenazó directamente con retirar el apoyo financiero al PSOE si no se producía la renuncia al marxismo. En el Congreso extraordinario celebrado meses después, el PSOE renunciaría al marxismo.

Según una encuesta celebrada en 1970 llevada a cabo por la Fundación Foessa en 1970, una 49% de los españoles que una república sucediera al régimen del general Franco tras la muerte de éste. Los hechos posteriores han demostrado que la opinión, los deseos y las necesidades del pueblo español, ocuparon el último lugar en las prioridades de aquellos que diseñaron y participaron en la Transición.


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