Revista España

La trashumancia en aliste

Por Viriato @ZProvincia

Una vez que se han esquilado las ovejas, se han marcado con la mela, allá por finales de junio, llegaba el momento de juntar todas las reses de cada pueblo en una gran "cabaña" que en el camino o "cordel" se unirán con las de otros pueblos e incluso otras comarcas para trasladarlas por las veredas y cañadas hasta las sierras sanabresas donde se había ajustado, previo pago, una gran extensión de pastos.

LA TRASHUMANCIA EN ALISTE

La trashumancia en Aliste consistía en reunir a finales del mes de junio las ovejas de varios pueblos próximos y llevarlas en busca de pastos frescos a tierras de la vecina comarca de Sanabria. Hoy en día se hace más tarde, la cantidad de cabezas de ganado es menor, pero hace algunos años ya, se llegaba a las ocho mil, guiadas por una decena de pastores acompañados como en todo rebaño ovino por los perros, que juegan un papel esencial en la trashumancia alistana.

Se organizan en dos clases distintas según la función que desempeñen: los perros "de carea" o de queda, son los más pequeños, generalmente hembras para obedecer las órdenes de su amo y ser capaces de carear o mover en solitario una punta de miles de ovejas a una voz de su amo, el lanzamiento de una piedra o un movimiento de la "cayata" con el objetivo de evitar que éstas se alejen del rebaño o invadan los pastos ajenos. El otro tipo de perro utilizado son los "perros lobos" o mastines de gran tamaño cuya función es detectar y ahuyentar al lobo mediante potentes ladridos y defenderse de él con las llamativas "carrancas" o carlancas de púas que les rodea el cuello para evitar su fatal mordisco. El viaje es duro tanto para los hombres como para los animales. También los perros sufren las inclemencias del tiempo, los rigores del camino, y son muchos los que se han quedado para siempre en la sierra.

LA TRASHUMANCIA EN ALISTE

Son el último vestigio de pastoreo trashumante que sobrevive en la provincia. Un oficio milenario que está abogado a la desaparición, a causa de la modernización del campo, pero que unos pocos pastores siguen rescatando del olvido cada verano. Un duro viaje, casi romántico a través de los pueblos y valles del noroeste de la región que culmina en la Sierra de Porto de Sanabria, en las inmediaciones del pico de Peña Trevinca, la cumbre más alta de la provincia de Zamora con más de 2.000 metros sobre el nivel del mar. En la sierra sanabresa el ganado recibe su recompensa tras el largo viaje: amplias extensiones de pasto verde, escaso y agostado en la comarca alistana debido al calor estival. Pero los "churreros" no descansan, pues tanto ellos como los perros han de guiar a las ovejas desde las primeras luces del alba hasta el ocaso, cuando cae la noche y durmiendo al raso, siempre alerta para mantener alejados a los lobos del rebaño.

LA TRASHUMANCIA EN ALISTE

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