Revista En Femenino
En su libro "Padres Verdaderos Hijos Verdaderos" (solo en inglés) la psicóloga Holly Van Gulden, especializada en adopción describe la etapa de primaria como un periodo en que las familias adoptivas muchas veces disfrutan de una especie de tregua. Durante la etapa preescolar los peques nos asaltan con preguntas muy difíciles: "¿Estaba en tu barriga?" y "¿Podemos visitar a mi madre biológica?" (Este tipo de preguntas nos hacen si hemos estado muy abiertos con ellos.) Pero ahora, llegan a primaria y experimentan un cambio radical:
"El cambio de preescolar a primaria representa un giro clave en el desarrollo del niño. Comienzan en la escuela y los horizontes de su mundo se extienden como nunca antes. Pero la expansión de sus horizontes se debe a más que solo la expansión de su mundo; también su creciente capacidad para comprender y razonar hace posible profundizar y dar nuevos significados al mundo que ya conoce. Así es que justo en un momento cuando los padres y las familias tienden a hablar menos y menos de la adopción, es tan importante como nunca mantener abierto el diálogo y ayudar al niño con los diversos sentimientos que puede sentir hacia la adopción."
Puede que sea casi un alivio, que en esta época, los niños dejen de lanzar preguntas. Como explica van Gulden, después de todo lo que hemos hecho para llegar a ellos, es difícil tener que explicarlo todo una y otra vez. Por eso, los padres muchas veces respiramos más tranquilos cuando lleguen a primaria y están tan ocupados con el colegio, los deberes y las actividades extraescolares que a veces casi parece que han olvidado el hecho de ser adoptados. Parece que las aguas han vuelto a sus cauces y por fin podemos disfrutar de la "normalidad", del día a día, de nuestras familias.
Y esa disminuición de preguntas también puede hacer que pensemos que ya comprenden y que ya no hace falta hablar tanto - que estén satisfechos con la información que tienen. Además, puede que ellos incluso se enfaden un poquito o nos ignoren si hacemos mención de la adopción.
Pero la realidad suele ser otra, porque es que ahora - justo en primaria - cuando comprenden mejor que nunca lo que significa ser adoptado. Ahora saben que sí, han ganado, pero que también han perdido. Empiezan a sentir vergüenza. Comienzan a verse como diferentes a los demás, pero no simplemente por fuera, sino por un motivo fundamental: no han llegado a sus familias por la misma vía que los demás.
El otro día estaba leyendo el magnífico libro de Jaime Ledesma, "Mediación Familiar enBusca de Orígenes" (en español) donde hay una carta que una mujer adoptada escribe a su madre biológica durante el proceso de mediación, antes de conocerla. Cuenta como crecía con tanto amor, pero aún así siempre se sentía inferior por ser adoptada... Es que por mucho que queramos pensar que nuestros hijos no estén afectados por el hecho de haber perdido su primera familia, no es así. Es algo que pueden llevar muy dentro, sin comentar - pero que sigue allí.
Ahora mi hija pregunta muy poco, muy, muy poco. Está bien entrada en primaria.
De vez en cuando lanzo una piedrecita (un comentario diseñado para abordar el tema - sin presiones). "El otro día vi un reportaje sobre adopción en el periódico..." o "Cuánto me gustaría que tus padres biológicos pudieron verte ahora - tan guapa." o "Estoy pensando en el viaje que queremos hacer a China." Y parece que estamos manteniendo la puerta abierta, porque a veces ella también hace algún comentario.
El otro día vino a la cocina para acompañarme mientras preparaba la cena. Se sentó y dijo con total naturalidad, "Mamá, me gustaría conocer a mi madre biológica."
Ya no me asusto. Tengo claro mis dos objetivos:
1. Reconocer sus sentimientos y recordarle que es normal sentir lo que siente, que es libre para sentir lo que sea. Si está triste - es normal. Si tiene curiosidad - también es normal. Si se siente enfadad a veces, pues también.
2. Formarle sobre la importancia de sus decisiones - que mientras que es libre para sentir y expresar sus sentimientos, es importante que elija su camino. Quiero que comprenda que hay personas que se hunden o se obsesionan porque no pueden conseguir algo que está fuera de su poder conseguir. En cambio, hay otras personas que elijan la felicidad a pesar de circunstancias que podrían ser frustrantes. Quiero animarle a cuidar y nutrir su felicidad en medio de su búsqueda - sea interior o real. Quiero que sepa que el pasado no tiene que ser un lastre para ella, que triunfar y sentirse feliz y satisfecha es algo que simplemente puede elegir.
De algún modo, hablamos de eso el otro día en la cocina. Ella es pequeña todavía, pero puede entender.
Noto que a los niños les gusta muchísimo que confiemos en ellos, que les hablamos claro de la vida, explicándoles como es y sobre todo - enseñándoles las grandes verdades a través de nuestros relatos personales, de metáforas y de analogías sencillitas.
Nuestros hijos están creciendo y tenemos que crecer con ellos. Es imprescindible mantener abierto las vías de comunicación durante la etapa de primaria.
No guardes silencio. No te dejes engañar por el silencio de tus hijos. Porque en realidad, no hay tregua; La etapa de primaria es el momento perfecto para prepararles y equiparles para la adolescencia.