A estas alturas no creo que sea necesario continuar exponiendo mis prevenciones hacia Germán Buenaventura, entiendo que el lector ya conoce cómo se las gasta el personaje, por lo que me abrazo a la velocidad y a la telegrafía y doy por concluido este prólogo, que tal vez debería ser más extenso y explicativo, más recordatorio, más introductorio –a pesar de que el word me señale en rojo la palabreja... consigue Guadalajara 2006 en eBook.
