En este caso, aprovechamos el esqueleto y una parte de la pechuga (de la pechuga saco un par de filetitos con el cuchillo que usaré para hacerlos empanados o a la plancha y el resto lo dejo pegado al esqueleto).
Lo meto todo en la olla exprés con bastante agua de modo que cubra el esqueleto y le añado una zanahoria, un puerro y una pizca de sal (no mucha, porque se puede rectificar en cualquier momento y prefiero no pasarme). No añado nada de aceite, ya que el pollo por sí mismo ya suelta bastante grasa. Nota: si tenéis por ahí un hueso de jamón, añadidlo a la olla, le da un sabor riquísimo.
Después de haber hervido, cuelo el caldo y desmenuzo la carne. En la foto más abajo veis cómo queda el color del caldo sólo de pollo. Si le queréis dar otro toque y que no sepa sólo a pollo, la zanahoria y el puerro que habéis cocido antes, lo pasáis por la batidora y lo integráis en el caldo. Os quedará un poco más anaranjado y con un saborcillo a verdura.
Una vez que el caldo está frío, retiro la grasa que ha quedado en la superficie con una cuchara. Si no veis la grasa, probad a meterlo en el frigo unas horas, así la grasa se hace más sólida y la podéis retirar fácilmente. De todos modos, tengo que deciros que a mí normalmente no me queda mucha grasa, porque procuro cocer el pollo sin la piel.
Después reservo una parte en la nevera para cenar un par de días y el resto lo guardo en estos envases para poder congelarlo y utilizarlo más adelante.
Caldo de pollo preparado para congelar
Un consejo: si vais a congelarlo, no llenéis el envase hasta arriba, pues durante el proceso de congelación el líquido se expande y luego la tapa no queda bien cerrada.
Hasta aquí tenemos el caldo, pero cuando queráis hacer la sopa, ponéis a calentar el caldo con los trozos de pollo. Cuando arranque a hervir, añadís unos puñados de fideos y bajáis el fuego. En este momento se puede rectificar el punto de sal. Cuando los fideos estén blanditos, retiráis la sopa del fuego.
Nota: si queréis hacer la sopa más divertida para vuestros peques, probad a echar fideos con forma de letras o estrellitas.
A continuación, picamos un huevo cocido y también le podemos echar unos taquitos de jamón serrano (en este caso, mejor si habéis dejado la sopa tirando a sosa) o unos picatostes de pan. Se sirve muy caliente.
Y esto es todo, tan sencillo como económico!