Y pasan los años. Y las historias se repiten.
Distintos pacientes, similares males.
Esta noche la guardia fue monotemática.
Ancianos abandonados, solos, dependientes, anclados a una cama, con pañales XXL y bebiendo agua con espesante para no atragantarse.
Y es que en ocasiones hacerse viejo es una putada, y que me perdonen las putas. Pero los que cruzamos el umbral de algunos hogares y nos colamos en la intimidad de las casas, descubrimos lamentablemente la triste realidad en la que viven algunos de nuestros ancianos.
Aquellos que yacen alejados de la mano de dios, tristemente acompañados por un botón colgado al cuello.
Y es que hay hogares todavía vírgenes para algunos compañeros de atención primaria, donde a veces se echa en falta una visita a domicilio. Aquella que nadie solicita, la del paciente que nunca le ponemos cara.
Y solo deseo que ahora que en twitter el hastag #HaciendoDomis está de moda, esperemos que las visitas a domicilio también sean trending topic, porque son muy necesarias. Y la administración debe apoyarlas, no es tiempo de excusas sino de cambios, y se deben liberar de cargas administrativas a médicos y enfermeros del centro de salud para facilitar los avisos a domicilio.
Ayer fue una de esas noches, en las que pierdo la fe en una vejez digna.
Una guardia que puso de manifiesto que la sociedad está enferma de amnesia, y que lamentablemente, olvidan más los jóvenes que los viejos.
El 15 de Junio se celebró mundialmente el día internacional de toma de conciencia de abuso y maltrato en la vejez, ¿será que sirve de algo acordarse un solo día de nuestros ancianos?
Hoy me toca otra noche de insomnio, otro post Con Tinta de Médico.
J.M. Salas – Con Tinta de Médico, diario de un médico de urgencias adicto a la noche.