El ministro de Finanzas británico, George Osborne, antes de la reunión este 5 de marzo de 2013 en Bruselas.
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La Unión Europea (UE) postergó un acuerdo para limitar las astronómicas primas que reciben los banqueros con la esperanza de convencer al Reino Unido, el único que se opone, a que se sume a esta cruzada.
Reunidos en Bruselas, los ministros de la UE acordaron darse más tiempo para volver a negociar con el Parlamento Europeo (PE) el acuerdo de principio alcanzado la semana pasada, para que los británicos puedan participar en el pacto final.
El ministro irlandés de Finanzas, Michael Noonan, cuyo país ejerce la presidencia europea, señaló que la UE debe aún fijar la fecha de entrada en vigor de la iniciativa y ultimar detalles sobre la aplicación de los techos a las remuneraciones.
“Lamento profundamente que el Consejo no se haya puesto de acuerdo sobre los bonus”, criticó el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz. “Al parecer un Estado miembro de la UE tiene reticencias al acuerdo pero la UE debe presionar y avanzar para que se apruebe esta importante legislación”, afirmó.
La semana pasada, la Eurocámara e Irlanda alcanzaron un acuerdo -clave para que entre en vigor el tratado internacional de regulación bancaria Basilea III- que prevé poner un techo a los bonus que los grandes bancos dan a sus directivos, una de las medidas más reclamadas para evitar que se repita otra crisis financiera.
La directiva debe ser aprobada por mayoría cualificada. Sólo Reino Unido, que alberga la ‘City’, la mayor plaza financiera europea, se opone, aunque no tiene poder de veto. Londres teme que las limitaciones a los sueldos deje en clara desventaja a sus centros financieros, que perderían competitividad.
“No podemos apoyar la propuesta actual, pero si hay avances en las próximas semanas, creo que el ministro de Finanzas del mayor centro financiero en Europa finalmente dará su apoyo a la propuesta”, afirmó el ministro británico, George Osborne.
Incluso Alemania afirmó que prefiere que la propuesta cuente con el respaldo británico. “Sería mucho mejor, que dejar aislado a Londres”, aseguró el ministro alemán, Wolfgang Schauble.
El acuerdo -que debe ser aprobado por el pleno del Parlamento y los Gobiernos nacionales- establece que las primas no podrán exceder el salario fijo que recibe el banquero, salvo que los accionistas acuerden elevarlo hasta el equivalente de dos años de salario fijo anual.
La medida sigue el ejemplo de Suiza, donde un 67,9% de los electores aprobaron el domingo en referendo una iniciativa para limitar las ‘remuneraciones abusivas’ de los directivos de empresas.
España se manifestó a favor de poner un tope en los sueldos de los directivos de la banca, pero también pidió dejar un margen de maniobra a los accionistas. “Nos parece muy bien poner limitaciones, pero la junta de accionistas debe tener algo que decir”, señaló el ministro español de Economía, Luis de Guindos. Los accionistas “deben decidir la remuneración global de los banqueros y establecer limitaciones a las mismas”, precisó.
Los sueldos millonarios y las suculentas primas de los grandes ejecutivos de la banca han estado en el ojo de la tormenta desde que estalló la crisis financiera de 2008, tras la caída de Bear Stearns y Lehman Brothers. En épocas de bonanza, esos cheques llegaron a ser gigantescos.
Uno de los casos más emblemáticos fue el de Lloyd C. Blankfein, consejero delegado de Goldman Sachs, quien con un sueldo anual de 600.000 dólares, obtuvo en 2006 un bonus de casi 44 millones de dólares (de ellos 27,2 millones en líquido, 15,6 en acciones preferentes y el resto en opciones preferentes). Al igual que muchos de sus colegas, el bono superaba ampliamente su sueldo anual, según se desprende de un informe de la propia compañía.
El objetivo es poner un límite a los millonarios incentivos que se otorgan para recompensar a los directivos de grandes bancos que -en muchos casos- los han llevado a tomar riesgos excesivos. Pero también busca calmar a la ciudadanía cada vez más indignada ante la voracidad del sector financiero. “Vamos a intentar afinar los detalles en las próximas semanas”, aseguró Noonan.
Basilea III debía haber entrado en vigor en Europa de forma progresiva a partir del 1 de enero de 2013, pero se ha postergado ante las divisiones.