Chamartín de la Rosa
Es posible que esta construcción derruida sea una de las últimas casas de Chamartín de la Rosa. Chamartín, pequeño caserío, según la descripción de Pascual Madoz, que tuvo su importancia durante la Guerra de la Independencia, tal y como narró Benito Pérez Galdós en uno de los Episodios Nacionales, titulado Napoleón en Chamartín , novelando la llegada a Madrid del emperador francés en 1808. Luego se ha escrito mucho sobre la villa en diversos trabajos publicados.
El origen del nombre del pueblo de Chamartín no está claro, si bien ya aparecía en el siglo XIII. Estaba situado en el norte de la Villa de Madrid, en un vértice del triángulo formado con los pueblos de Hortaleza y Fuencarral, en el camino de Alcobendas. De carácter eminentemente rural, compuesto por propietarios, vasallos y arrendatarios, estaba rodeado por fincas de recreo de la aristocracia palaciega.
Napoleón Bonaparte
Para recordar la presencia de Napoleón Bonaparte en Chamartín , el Ayuntamiento de Madrid colocó en su momento una placa en el muro que rodeaba el Colegio del Recuerdo. La placa hace referencia a la finca del Recuerdo y a su viejo palacio como el lugar donde se alojó el emperador. En realidad ésto no ocurrió así, púes fue en el "palacio nuevo", actual colegio del Sagrado Corazón, reconstruido tras un incendio, donde se dieron los hechos y en cuya propiedad también se hallaba el legendario vetusto pino de Napoleón.
La antigua villa
La casa derribada es un reducto del pasado más reciente de la histórica villa. Obra realizada seguramente a finales del siglo XIX o principios del XX, habitada por gentes que construían de noche y consolidaban al amanecer. Estas casas se sumaron, desde la periferia del barrio que crecía, a las más antiguas de Chamartín, a imagen y semejanza de las que surgían en Tetuán de las Victorias desde que O'Donell en 1860 estableció sus tropas en la Dehesa de Amaniel, en los límites de Chamartín de la Rosa.
Ahí quedaban las casas y sus moradores, que con el tiempo se hicieron barrio dentro del barrio y formaron varios núcleos de entre cincuenta y cien construcciones de alturas diversas y tipología similar, cuyos últimos ejemplos van desapareciendo abatidas sin que nadie se de cuenta.
La casa derribada
E sta casa estaba en una de las esquinas del muro que delimitaba el viejo cementerio de Chamartín de la Rosa. Aguantó, junto con cuatro o cinco más, el desmantelamiento del camposanto, en 1965, la construcción de la nueva estación de Chamartín y el desarrollo de los nuevos viales a su alrededor, abriendose nuevas calles y levantando nuevos edificios de estilo internacional.
L a construcción derruida, de las últimas que quedaban del viejo barrio de Chamartín de la Rosa anterior a su incorporación a Madrid como distrito, en 1948, era una casa de trazado elemental, con elementos constructivos básicos: vigas y pilares de madera aguantando la estructura, fachadas de ladrillo recocho, cubierta de madera y teja. La distribución del interior, las ventanas pequeñas y el reboco de las paredes, encaladas en un intenso blanco, muestran su carácter popular adaptado a las condiciones del clima. Las fachadas podían mirar a los cuatro puntos cardinales. En medio de las fachadas traseras de las viviendas quedaban espacios comunes a modo de patio donde podía haber lugar para situar el corral.
E stas construcciones modestas -pobres- y, seguramente, mal hechas, se repartieron por algunas calles actuales como La Malva, Tulipán, Alalerno, Alfambra o Fernández Sivestre, y también ocuparon calles que ya no existen. Todas, muy cerca de la actual calle de Mauricio Legendre, la calle más representativa.
La casa de la foto es una más de las últimas casas del barrio viejo de Chamartín de la Rosa, en la calle Fernández Sivestre, antes de que se convirtiera en 1948 en distrito de Madrid, perdiendo su estatuto de Villa. En 1955, el caserío que se extendía al suroeste de Chamartín, desde el camino de Francia, se convertiría en el nuevo distrito de Tetuán, desligándose de su primitivo municipio.
Las casas tenían patio interior y su factura, como se ve en la foto de esta última casa del barrio viejo de Chamartín de la Rosa, en la calle Fernández Sivestre, era muy elemental, hecha con materiales baratos y con las trazas rurales afín a los vecinos que la habitaban.
La renovación del barrio a lo largo del siglo XX supuso la desaparición de casi todas las construcciones que definieron este sector nororiental más deprimido. Después del avance demoledor de las máquinas que fueron arrasando las viejas casas expropiadas, casi todas abandonadas, algunas reocupadas, durante la última década del siglo XX, el barrio quedó congelado. Durante la segunda década del siglo XXI todavía quedaban algunas propiedades sin derribar. Poco a poco se van abatiendo y la fisonomía del barrio se va modificando hasta hacer desaparecer su aspecto primitivo, olvidándose por completo aquel barrio que ya pocos recuerdan .
Las actuales reformas del entorno de la estación de Chamartín y los grandes proyectos del ensanche norte son el motor que ha movido la demolición de estás últimas casas de Chamartín.
Sirvan estas imágenes como testimonio del pasado del viejo barrio y también del presente del nuevo Madrid y del de sus nuevos habitantes.
Bibliografía.-
Quintas de Recreo (Libro I)
Lasso de la Vega Zamora, Miguel
Ayuntamiento de Madrid
Madrid, 2006
Historia de Chamartín de la Rosa
de Baldeón García, Alicia
López Marsa, Flora
Ayuntamiento de Madrid
Madrid, 1985
Chamartín. Album de fotos
Rojo Escobar, Enrique F.
Rodríguez Zapata, Carlos
Temporae Ediciones
Madrid, 2015