Imagen tomada de Google
La puerta se abrió de par en par, exhibiendo sin pudor un mundo
pleno de oportunidades. Pero no fue sencillo experimentar placerante esta invitación, el miedo se hizo presente luego de
tanto tropiezo, como si ya se me hubieran acabado las
posibilidades de error y todo lo que quedara fuera una última
chance de ser feliz. Lo vi parado del otro lado, ofreciéndome su
mano y su corazón como el final de una hermosa ficción de amor
en el cine, como un racimo de dulces uvas brindado a quien ya no
tiene paladar.