Revista Libros
Por Eduardo Lago. Para El País:
The pale king cuenta la historia de David Wallace, que llega a la ciudad de Peoria, en el Medio Oeste Americano, para integrarse en un equipo de inspectores de Hacienda. El autor dedicó años a estudiar intensamente el tema, cuya aridez no puede ser mayor. Al situar el aburrimiento y el hastío que presiden la existencia contemporánea en el centro de la novela, Foster Wallace asume un riesgo mortal, pero el autor sortea hábilmente el peligro. La lectura de los seis fragmentos que integran esta novela incompleta, pero no fallida, se plantea como una aventura de extraordinario interés. El logro mayor, como siempre, es la brillantez del lenguaje, que en esta ocasión se asoma a territorios nunca antes explorados por el autor. La obra es desigual y en muchos momentos decae, pero el lector nunca deja de tener la certeza de estar ante algo de gran valor. ¿Es The pale king una obra maestra en forma embrionaria? De lo que no cabe la menor duda es de que su publicación nos permite retomar el contacto con uno de los mayores talentos literarios de los últimos tiempos en estado puro. La publicación de The pale king era algo a todas luces necesario. En cuanto al texto resultante, quizá lo más justo sea decir que le ha tocado compartir el trágico destino de su autor: haber sido fulminado de raíz sin haber alcanzado la perfección. A lo mejor de lo que se trata es precisamente de eso.
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