Sinopsis Editorial:
Frente a la base naval de Rota, tras el cordón policial que acordona la brutal escena, un grupo de vecinos clama que se haga justicia: el cuerpo de la joven Diana Buffet yace salvajemente mutilado y con unas enormes alas cosidas a su espalda.
Ni las cámaras ni el helicóptero de vigilancia de la base han captado una sola imagen que pueda servir a la investigación; algo incomprensible.
La sargento Patria Santiago sabe que el asesino va a volver a matar, pero nadie la cree, ni siquiera el cabo Sacha Santos -a quien le gustaría ser algo más que su compañero-, porque al igual que piensa el resto de Rota, Patria ha convivido con el dolor demasiado tiempo como para ser de fiar.
Una sola pista, la investigación que Diana estaba haciendo sobre la base, y su relación con la desaparición de una joven hace sesenta años, cuando los americanos llegaron a Rota, parecen ser los únicos hilos de los que tirar.
Sólo quien conoce el dolor puede enfrentarse a un crimen tan macabro
Hoy os cuento mis impresiones sobre “La última paloma”, una de mis mejores lecturas de agosto sin duda. He disfrutado (y sufrido) un montón con esta historia y ha sido una auténtica tortura estirarla a lo largo de cuatro semanas por haberla elegido para leerla en compañía de dos amigas. Al final casi puedo decir que la he leído dos veces, porque aunque hacíamos una conexión vía video wasap cada jueves, yo ya me leía lo correspondiente a la semana siguiente en cuando acabábamos cada conexión, y antes de volver a conectar (siete días después) me lo volvía a leer para tener el contenido “fresco”.
Sin duda, de todo lo que hemos leído las tres en lo que va de año, estamos de acuerdo en que es la que más nos ha gustado. El personaje de Patria Santiago se nos ha quedado muy dentro y su historia y todo lo que ocurre en Rota desde la llegada de los americanos en los años cincuenta hasta la actualidad nos ha tenido completamente enganchadas hasta la última página.
Men Marías
Fotografía de vitakora.club
Como narradores tendremos a la sargento Patria Santiago y al cabo Sacha Santos. A través de sus voces en primera persona llegaremos a conocerlos bastante bien tanto en lo que se refiere a su vida privada como en lo relativo a la investigación. Son voces muy personales que nos hacen conocedores de sus pensamientos más íntimos y profundos.
Además de los hechos desarrollados en el presente (2019), la narración maneja otros tres planos temporales, por un lado los años cincuenta, cuando lo americanos llegaron a Rota, tras haber instalado su flamante base naval, por otro lado tenemos el pasado de Patria desde que es una niña hasta la actualidad, un pasado con mucho peso en esta historia y por último, un no tan lejano pasado (2017) donde conoceremos qué ocurrió entre Patria y Sacha.
Es cierto que cuando comienzas la novela hay que hacerse un poco con el estilo narrativo de la autora, con esas voces en primera persona y esos saltos al pasado, pero poco a poco, la alternancia en los diferentes tiempos con el presente hacen que la novela se vaya volviendo más ágil y que estés deseando retomar cada plano temporal cada vez que lo dejas atrás. Cada pequeña subtrama que se va abriendo te va envolviendo en la narración y llega un momento que es casi imposible parar de leer. Desde luego es una novela dura, muy dura, tanto por las muertes del presente, como por los hechos del pasado, una historia en que todos son giros inesperados, sorpresas continuas y llega un momento en el que piensas pero... ¿Quién no está relacionado con lo que está ocurriendo y de paso ocultado algo de su pasado?
Todos tenemos derecho a que nos dejen en paz con nuestras miserias. No pide ayuda quien quiere, sino quien puede.Otra cosa que me ha gustado muchísimo es la ambientación, nunca me había encontrado este escenario en una novela y apenas sabía nada sobre el tema de la base naval, así que he estado viendo cincuenta mil fotografías de Rota y de la famosa casa de Mongoli, a la que tanto misterio parece envolver y me ha gustado muchísimo cómo la autora describe el contraste entre la forma de vida de los americanos y la de los habitantes de una Rota en la que en aquel momento faltaba de todo y que tanto chocaba a unos como escandaliza a otros.
Calles sin asfaltar, caminos de tierra en los que se formaban charcos cuando llovía y por los que paseaban los burros cargados de alforjas. Calles que los americanos miraban con pasmo, como si en lugar de haber viajado a un pueblo del sur de España, lo hubiesen hecho a la Edad de Piedra.
Casa Mongoli
Fotografía de rotaaldia.com
En general me han gustado mucho todos los personajes, tanto principales como secundarios, pero especialmente me ha encantado el personaje de Patria, con sus luces y sus muchas sombras, descubrir su pasado ha sido muy intrigante y duro a la vez. Candela, tía de Patria, también me ha encantado, me ha parecido absolutamente entrañable y bueno... ¡qué decir de Inés!... mejor nada, mejor que lo descubráis vosotros, al igual que ese final que ninguna vimos venir y que tras descubrirse nos dimos cuenta de que lo tuvimos ahí delante y ninguna supo ver las pistas, sobre todo una de ellas.
En fin, me parece que es una novela muy recomendable, bien escrita, estupendamente construida con esa mezcla de historia real y ficción, que mantiene la tensión perfectamente y aunque es cierto que he leído muchas novelas con asesinatos tan violentos o más que los que aquí ocurren y cuyo investigador principal arrastra traumas del pasado, no he sentido que esta haya sido una historia ya leída. A mí me ha atrapado desde el principio y no puedo más que recomendarla.
la piel marcada de un valiente es más hermosa que la lisa de un cobarde.
Una de mis amigas es una auténtica cinéfila y dice que quiere una versión de "La última paloma" en película o serie, porque el personaje de Patria es un "caramelito" para cualquier actriz y la verdad, es que estamos de acuerdo.