
Síntomas: sordera ante el mundo exterior, ceguera para ver más allá de la página que tienes delante, incapacidad para reaccionar ante estímulos externos, necesidad de saber, falta de entendimiento claro, incapacidad para decidirse por a o por b… Efectos secundarios: abandono del entorno familiar y social, abandono incluso de uno mismo, conjeturas que se caen una tras otra… Diagnóstico: estás leyendo “La última salida” de Federico Axat. Prescripción facultativa: ¡termina de leerlo ya para poder comentar!
Ted es rico y tiene una familia perfecta, una esposa y dos hijas adorables. Nadie podría imaginar el motivo que lo ha llevado a tomar la drástica decisión de quitarse la vida.Cuando oye sonar el timbre una y otra vez, su primera reacción es ignorarlo y apretar el gatillo de una vez por todas. Pero entonces descubre una nota escondida entre sus cosas; una nota con su caligrafía que no recuerda haber escrito: «Abre la puerta. Es tu última salida». Al otro lado de la puerta encuentra a un desconocido llamado Lynch, que no sólo sabe lo que Ted está a punto de hacer, sino que le hace una propuesta difícil de rechazar: un plan para evitar que su familia sufra ante las consecuencias devastadoras de un suicidio.Ted acepta sin imaginar que la nota en el escritorio y la oferta de Lynch son apenas el comienzo de un juego macabro de manipulaciones. Alguien ha sembrado un camino de migas de pan que Ted irá recogiendo. Alguien que lo conoce mejor que nadie, que lo hará dudar de sus propias motivaciones y también de las personas que lo rodean.¿Quién maneja los hilos desde las sombras?A veces sólo podemos confiar en nosotros mismos.Y, en ocasiones, ni siquiera eso.
Escritor argentino, Federico Axat es ingeniero civil y ha desarrollado una notable carrera dentro del sector de las telecomunicaciones, trabajando durante varios años en Centroamérica. Durante ese periodo preparó la que sería su primera novela, Benjamín, con la que logró su primer éxito editorial.
Desde entonces, la obra literaria de Axat ha ido creciendo en alcance, gracias a títulos como El aula 19 o El pantano de las mariposas. Su novela La última salida logró generar una gran expectación al vender sus derechos de traducción a más de 25 idiomas antes incluso de ponerse a la venta. En 2016 se anunció que la novela sería adaptada al cine.
Hoy no haré ningún resumen de la trama de “La última salida” porque con la sinopsis que nos proporciona la editorial es más que suficiente para despertar las ganas de cualquier lector y, en cualquier caso, si siempre es recomendable saber lo menos posible de determinadas lecturas, en esta novela es imprescindible llegar lo más ignorante posible. El futuro lector solo debe tener claro que va a ser muy difícil que sea capaz de hacer otra cosa salvo leer compulsivamente una vez la haya comenzado. Algo así me ocurrió a mí cuando, inocentemente, un domingo por la mañana, después de desayunar y aún en pijama, abrí el libro. A mediodía, con casi medio libro leído sin poder parar y con la comida sin hacer, envié a mi hijo a comprar algo preparado que llevarnos a la boca mientras yo me imponía un poco de cordura y me disponía a, por lo menos, hacer la cama y darme una ducha para continuar leyendo inmediatamente después.
“La última salida” impone un ritmo vertiginoso al que es imposible resistirse aunque con ello se corra el peligro de pasar por alto cualquier detalle que por nimio que parezca puede tener gran relevancia en el desarrollo y desenlace de la trama. Una trama compleja e inteligente que atrapa en la primera página y que no da respiro a un lector atormentado por construir un puzle del que no se sabe si faltan piezas o si por el contrario están todas ahí aunque no sea capaz de encajarlas. Una trama que por confusa que se nos presente, termina siendo un engranaje complicado pero perfecto con el que Federico Axat nos muestra que es un gran narrador.
Federico Axat
Los sorpresas salpican una novela con un ritmo endiablado que el autor impone a base de desmontar teorías, de crear confusión, de manipular al lector y de plantear mil interrogantes, demostrando un magnífico dominio de la tensión narrativa y gran oficio a la hora de meter al lector dentro de la novela y hacerle vivir y sentir como lo hace el protagonista, con el mismo desconcierto y angustia que él siente. Dudaremos con él y dudaremos de él porque Ted es un personaje complejo, construido con detalle. Un gran personaje que aún así deja cabida a todo un elenco de secundarios que juegan un papel fundamental en este engranaje. La evolución que viven todos ellos, desde el principal hasta el más secundario, se produce de forma natural, sin estridencias que chirríen, lo que los convierte en personajes aún más creíbles.Con un lenguaje sencillo, directo y visual, un estilo casi cinematográfico y a través de un narrador omnisciente en tercera persona, el autor construye un thriller psicológico con una atmósfera inquietante cuidada al detalle. Un thriller con el que desafiar al lector más exigente y conseguir salir airoso de dicho desafío con una novela que atrapa de tal forma que conforme se avanza en la lectura se es consciente de que el propio lector tiene también una única y última salida: llegar al desenlace. Un desenlace brillante tras mil giros inesperados y mil teorías echadas por tierra. Un desenlace que te deja con la boca abierta. Y un epílogo que te deja sin respiración.
“La última salida” es un thriller con mayúsculas y yo tengo que confesaros que no sé qué había estado haciendo hasta ahora que aún no me había estrenado con este autor que me ha permitido descubrir una novela inquietante que toca, entre otros, temas muy delicados y desconocidos sobre ciertos mecanismos del ser humano de los que me gustaría hablar, pero que prefiero dejar así por no dar ni una sola pista a un futuro lector.
En definitiva, no me cabe duda de que “La última salida” es una novela que disfrutará cualquier tipo de lector. Decir que es adictiva es quedarse corto para esta novela absorbente y perturbadora que si hubiera tenido 200 páginas más se me habría hecho igual de corta porque ese es el único defecto que tiene este libro: lo pronto que se acaba a pesar de sus más de 500 páginas. Leedlo ya. "La última salida" es una novela para devorar y, sobre todo, para comentar.

