Revista Diario
Mi hija ha tenido que ir esta semana al ortodoncista. No se le caían los dientes de leche y le estaban saliendo por encima los definitivos. Le han quitado seis dientes a la vez. Sin enterarse, todo hay que decirlo. Un olé por esa ortodoncista. Pero a lo que iba. - Ufff - le dijo a mi santo, cuando salieron de la consulta - El ratón Pérez va a tener que pedir un préstamo. ¡Seis dientes a la vez! Tiene once años. Pero sigue creyendo en el Ratón Pérez y en los Reyes Magos. Cree en las hadas y en que si envías un beso al soplar un diente de león, el beso le llega a quien tú quieres. En definitiva, cree en la magia. Por la noche, junto a los dientes, había una cartita minúscula (supongo que tamaño Ratón Pérez) que ponía: "Esta noche es la última vez que se me cae un diente. Te echaré de menos. Gracias. Susanita". Se me encogió el corazón al leerlo. Este año, posiblemente, sea también la última vez que los Reyes Magos de Oriente sean Melchor, Gaspar y Baltasar y mis hijos les griten en la cabalgata el nombre de ese juguete de última hora que no pidieron en su carta porque su madre se las obliga a escribir en Noviembre. Este año, tal vez, sea la última vez que mi hija juegue a hacer castillos de arena en la playa hasta que vuelva a arrodillarse al lado de sus hijos para hacerlos de nuevo. En la arena porque en el aire no creo que deje de hacerlos. Este año, definitivamente, será la última vez de muchas cosas.
Pero la primera de tantas...