El ambiente festivo ha inundado la oficina de HostelBookers y nuestro último concurso es buena prueba de ello. Si aún no sabes de qué va, te diré que puedes escaparte a una ciudad europea con tres amigos al fiestón del año. Ahí lo dejo…
Seguro que haciendo un poco de memoria recuerdas alguna frase memorable que dijiste (o que te contaron que dijiste) durante una noche de fiesta. En esta entrada hemos querido recopilar algunas de esas frases graciosas que seguro has oído más de alguna vez y puede que te recuerde a algún momento divertido. (¡Que conste que no estamos haciendo apología ni del alcohol ni los excesos!)
¿Qué otras frases conoces? Anímate y deja un comentario.
Antes de salir
«Pregúntaselo a tu padre». Es la típica respuesta que te da tu madre durante tus años mozos cuando le preguntas si puedes llegar más tarde, si puedes dormir en casa de una amiga o si te pueden llevar en coche al sitio donde has quedado.
«No, si [fulanito] no bebe». Refleja ese momento en que le dices a tu padre que no se preocupe, que ya te trae un amigo en coche a casa y de pronto le cambia el color de la cara.
«Hoy salimos a tomar algo y ya, ¿eh?». Un día cualquiera aburrido en cualquier piso de estudiantes… No hay plan de salir, pero quedarse en casa tampoco es una opción. Lo que en un principio iba a ser “tomar algo” acaba convirtiéndose en la noche del año.
«¡Hoy vamos a quemar [ciudad X]!». Otras veces tienes claro que quieres pasártelo en grande y nada te va a detener.
Durante la noche
«Es mi cumpleaños. ¿Me invitas a un chupito?». Si cuela, cuela…
«Ahí viene… ¡Disimula! Pues eso, lo que te iba diciendo…». Quienquiera que fuese ya se ha enterado.
«Da igual. ¡Si aquí no nos conoce nadie!». Aprovechas un viajecito a otra ciudad o las ferias de otro pueblo para dar rienda suelta a tus movimientos más extravagantes y hacer el tonto. Total, ¿quién se va a enterar?
«¡Contigo no, bicho!». Sí, es cruel. Pero todos la hemos escuchado alguna vez, aunque hay formas más sutiles de rechazar al/ la pobre que se te acaba de arrimar, ¿no?
«¿Yo traía chaqueta?». Y quien dice chaqueta dice móvil, llaves del coche, llaves de casa, cartera…
«Vaya borrachera más tonta que me he cogido». ¡Así, como quien no quiere la cosa, oye!
«¡No hay huevos!». Frase memorable que suele decir alguno de tus amigos en el momento culminante de la noche y precede a alguna propuesta de hacer algún sinsentido que os parece a todos de lo más gracioso (a excepción del afectado). Un clásico suele ser el de meter al pringado del grupo en un carro de la compra (siempre hay un carro de la compra a mano) y empujarlo cuesta abajo por el centro de la ciudad. Y grabarlo.
«[X], colega, eres mi mejor amigo». ¿Quién no se ha puesto melancólico alguna vez y ha soltado una chorrada del estilo?
«Esto no estaba aquí antes». Ese momento en que piensas: «no voy tan mal. ¡Me estáis engañando!»
Al final de la noche
«La última y nos vamos». ¿Cuántas “últimas” copas te habrás podido tomar?
«No, no, si yo me voy a ir pronto» (media hora después) «Creo que me voy a ir yendo ya» (una hora después) «Venga va, ¡que me voy!». Despedidas que duran horas y horas.
«Mañana quedamos a la 1 para ir de tapas». Son las seis de la mañana y no quieres desperdiciar el domingo. Pero al final no se presenta ni el Tato.
«Es por aquí. Seguro». Lo peor es que tú le sigues.
«Venga, que ahora nos vamos a mi casa y nos hacernos unos macarrones». Nadie puede confirmar qué tienen los macarrones a las siete de la mañana que ejercen un mágico efecto en tu persona y duermes increíblemente a gusto.
«¿Y unos churros?». Dan unos ardores mortales pero, ¿y lo bien que sientan antes de volver a casa?
Excusas posteriores
«¡Si no bebí tanto! No sé qué pasó, me debieron de echar algo en la bebida». Ya…
«Me sentó mal la última copa». Pero solo la última, ¿eh?
«Si no fui yo, me liaron». Tú solo ibas a tomarte algo, pero una fuerza misteriosa se apoderó de ti y no pudiste moverte del bar hasta las cinco.
«¿Con esta cara salí yo anoche?». Hora y media maquillándote para acabar llegando dando miedo hasta al espejo de tu cuarto.
«No iba borracho, solo contentillo». Eso es lo que te crees tú…
«Me tomé solo un cubata, pero como no estoy acostumbrado…». Claaaaro
«No vuelvo a beber». Típica promesa dominguera post-resaca que nunca cumples.