Ayer la oposición se constituyó desde el Senado en una especie de “unión democrática” del siglo XXI que pretende la toma del poder político de la mano de la mayoría en la Cámara Alta.
Con la presencia decisiva de Carlos Menem para levantar la mano, el acuerdo pactado por la UCR, el peronismo disidente, la Coalición Cívica, el socialismo y Luis Juez se quedó con la mayoría en las 25 comisiones y la presidencia de 13 de ellas. Y cinco de los ocho asientos que los senadores tienen asignados en la comisión bicameral de revisión de los decretos de necesidad y urgencia (DNU).
Todo el acto fue auspiciado por el vicepresidente de la Nación votado por la mayoría el pueblo, Julio Cleto Cobos, quien traccionó las comisiones con el objetivo de no aceptar las medidas de gobierno dispuestas por la presidenta Cristina Kirchner, condicionando y bloqueando sus decisiones ejecutivas.
Hay que recordar un punto clave: la Argentina tiene un sistema presidencialista. Acá el Parlamento no fue votado para gobernar, pero pretende hacerlo de facto.
El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, calificó como “un puchero a la española” a la oposición y sostuvo que “es un rejuntado que tiene como único objetivo oponerse al Gobierno, acicateado fundamentalmente por el monopolio que ejerce el Grupo Clarín”.
“En el viejo manual de los presidentes argentinos, Clarín le decía a cada uno lo que tenía que hacer y si no se comportaban bien, en entre cinco y diez tapas volteaban a un presidente”, finalizó Fernández.
En tanto, los programas de radio de la mañana anuncian que la presidenta hablará en cadena nacional.
Cristina Kirchner encabezará un acto por la licitación de obras en un nuevo tramo de entubamiento el río Salado, que prevé una inversión total de 1250 millones de pesos.