La UE ha deslegitimado su propio discurso, porque no aplica una Posición Común contra regímenes como Israel y Marruecos, con los cuales mantiene relaciones abiertas, pese a que violan frecuentemente los derechos humanos de palestinos y saharauis, dijo Raynier Pellón, investigador de la Universidad de La Habana.
En opinión del académico cubano, la Unión no es un bloque monolítico ni homogéneo en el escenario internacional, lo cual es una de sus principales vulnerabilidades, y suele adoptar una política subordinada a los intereses hegemónicos de Estados Unidos.
El carácter discriminatorio e injerencista de la Posición Común, adoptada por la Unión Europea (UE) hacia Cuba en 1996, fue enfatizado por Pellón, especialista en temas europeos del Centro de Investigación de Política Internacional, con sede en la capital cubana, durante una conferencia sobre las relaciones UE-Cuba, en el Ateneo de Madrid una conferencia
Somos el único país de América Latina sometido a una medida unilateral que condiciona desde el punto de vista político sus vínculos con el bloque comunitario, subrayó el también master en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales.
Recordó, además, que la mayor de las Antillas es la única nación de Latinoamérica que carece de vínculos con el viejo continente sobre la base de un acuerdo marco y a la cual le fijan ciertos requisitos para avances futuros en cooperación.
De esa manera explicó el sesgo excluyente de la Posición Común, sancionada hace tres lustros a instancias del entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar, del conservador Partido Popular.
El contenido de esa normativa es sumamente injerencista, pues subordina la posibilidad de establecer nexos con la isla caribeña a la necesidad de que haya transformaciones de tipo político en su sistema, señaló.
No le concedemos a la UE ni a cualquier otra potencia extranjera, por muy poderosa que sea, autoridad moral y legal alguna para dictar pautas de democracia y derechos humanos, cuando emplea un doble rasero en su proyección internacional, enfatizó Pellón.
Ilustró que ese actuación a nivel global queda al descubierto cuando el bloque, integrado por 27 países, intenta figurar como el paladín de los derechos humanos, mientras mantiene nexos con gobiernos que violan esas libertades.
(Con información de Prensa Latina)