Revista Libros

La Uruguaya - Pedro Mairal

Por M.a. Brito @mabrito67

La Uruguaya - Pedro Mairal

Libro: La uruguaya
Autor: Pedro Mairal
Editorial: Libros del Asteroide S.L.U.
ISBN: 978-84-16213-99-3
Págs: 141

    "Me dijiste que hablé dormido. Es lo primero que recuerdo de esa mañana. Sonó el despertador a las seis. Maiko se había pasado a nuestra cama. Me abrazaste y el diálogo fue al oído, susurrado, para no despertarlo, pero también creo para evitar hablarnos a la cara con el aliento de la noche.—¿Querés que te haga un café?—No, amor. Sigan durmiendo.—Hablaste dormido. Me asustaste.—¿Qué dije?—Lo mismo que la otra vez: «guerra».—Qué raro.Me duché, me vestí. Les di mi beso de Judas a vos y a Maiko.—Buen viaje, me dijiste.—Nos vemos a la noche.—Andá con cuidado."Así empieza La uruguaya, novela del escritor argentino Pedro Mairal premiada en 2017 con el  Premio Tigre Juan de Oviedo a mejor obra narrativa en español. A partir de esta escena, empieza un relato en primera persona del protagonista, Lucas Pereyra, un escritor argentino que nos cuenta lo que sucede en las siguientes 24 horas en un viaje de ida y vuelta desde Buenos Aires a Montevideo. Lucas acude allí para cobrar un dinero que le envían desde el extranjero evitando así las restricciones cambiarias del gobierno argentino, aunque también hay una segunda intención: encontrarse con una chica mucho más joven que él que conoció unos años atrás en un festival literario en Cabo Polonio, Uruguay.  Se trata de una novela corta de apenas 141 páginas, escrita desde la voz del protagonista como si estuviera contándoselo todo a su esposa, Catalina. Al principio cuesta un poco la lectura porque el tono es muy coloquial, empleando palabras del lunfardo argentino que terminé entendiendo desde la lectura del entorno de la escena y a las que me fui acostumbrando. Eso me trasladó allá a través de una prosa que entra letra a letra (¿no os pasa con el cine argentino?). Para muestra este relato de la  impresión del protagonista ante el primer encuentro con la chica:    “Tenía puestas unas gafas de sol buenas. No le terminaba de sacar la ficha, ¿era una cheta medio rea, o era medio lumpen?, ¿se hacía un poco la arrebalera o era?”En verdad da un poco igual lo que leáis: vos, como yo, lo terminaréis entendiendo.

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Pedro Mairal, foto de Kaloian Santos Cabrera

Dice el autor, más cercano en el inicio de su carrera literaria al lirismo de la poesía que, después de un tiempo dedicado a escribir artículos, crónicas de viaje o blogs, optó por sustituir ese tono lírico por la precisión verbal dentro del lenguaje coloquial. El efecto funciona, y su voz caló en mí como lector y me permitió hacer con Pereyra ese viaje a Montevideo.
Es una novela ideal si vais este verano a coger un avión o un barco. Probablemente lo leáis en un vuelo de ida y vuelta a cualquier destino. No falta la ironía, el humor, pero también lo trágico —aunque más bien habría que decir patético o tragicómico—, de este hombre maduro intentando vivir una vida idealizada dentro de la vida real, cuando ya no toca, cuando ese comportamiento es más propio de edades cercanas a la adolescencia. 
    Ha tenido gran aceptación por parte de la crítica sorprendiendo al propio escritor, mas acostumbrado a un pequeño círculo de lectores y viendo como ya va por la décima edición. Se ha ido extendiendo desde el boca a boca y el aval de críticos de prestigio, y esto ha ocurrido, quizás, porque nos identificamos con el protagonista, porque tendemos a idealizar otras vidas cuando nos sentimos atrapados en las propias en un intento de volver a construirnos:
    "...Siempre me aterra esa cosa siamesa de las parejas: opinan lo mismo, comen lo mismo, se emborrachan a la par, como si compartieran el torrente sanguíneo. Debe haber un resultado químico de nivelación después de años de mantener esa coreografía constante. Mismo lugar, mismas rutinas, misma alimentación, vida sexual simultánea, estímulos idénticos, coincidencia en temperatura, nivel económico, temores, incentivos, caminatas, proyectos...¿Qué monstruo bicéfalo se va creando así? Te volvéis simétrico con el otro, los metabolismos se sincronizan, funciones en espejo; un ser binario con un solo deseo. Y el hijo llega para envolver ese abrazo y sellarlos con un lazo eterno. Es pura asfixia la idea."
    Pedro Mairal conecta con ese anhelo de conexión deseo-realidad que muchas veces nos mueve, tan antiguo como el Quijote, tan actual como La Uruguaya.

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