José Steinsleger.- En diciembre 2006, el mafioso cubano-estadunidense Adolfo Franco, director para América Latina de USAID (Agencia Internacional para el Desarrollo, por sus siglas en inglés), afirmó que el gobierno de Washington no trabajaría directamente con el de Haití “…hasta que se resuelva el atascamiento político del país”.
Interesado en conocer el tipo de ayuda de la USAID, el periodista Tom Reeves (de la prestigiada publicación Counterpunch) viajó a la isla antillana y se entrevistó en Jacmel con Pierre Gestion, dirigente del Movimiento Haitiano para el Desarrollo Rural, y uno de los actores que derrocaron al presidente Jean Bertrand Aristide en febrero 2004.
Jactándose de su conexión con el Departamento de Estado y con Refuerzo de la Democracia, programa de la USAID, Gestion declaró al periodista: “…nos entrenaron y nos enseñaron cómo organizarnos, y organizamos los grupos para exigir que fuera derribado el corrupto gobierno de Aristide”.
Confirmando varias denuncias similares, el senador demócrata Christopher Dodd señaló que la USAID había destinado 1.2 millones de dólares para entrenar a los "rebeldes" de Haití, para más de 20 mil fusiles M-16 y equipos militares de alta tecnología suministrados por el ejército de la vecina República Dominicana.
En el ínterin, Franco cayó en desgracia. En noviembre de 2007, el gobierno de W. Bush le pidió la renuncia a causa de la rebatiña de los fondos para la "democracia" en Cuba. Franco fue sustituido por José R. Pepe Cárdenas, mafioso de la Fundación Nacional Cubano Americana que tras el derrocamiento del presidente de Honduras, Mel Zelaya (28 de junio 2009), fue contratado por el títere Roberto Micheletti "para mejorar su imagen" en Washington.
Roland Valenzuela, ex ministro del presidente Zelaya, denunció en junio 2010 que el embajador estadunidense Hugo Llorens (de origen cubano) había coordinado el golpe de Estado en Tegucigalpa. Valenzuela aseguró que días antes del cuartelazo, Llorens y Micheletti (entonces presidente del Congreso) recibieron el decreto de destitución de Zelaya. Días después, al salir de un restaurante de San Pedro Sula, fue asesinado por un "delincuente común".
Valenzuela ofreció otro dato interesante: el borrador del decreto habría sido redactado por Jacqueline Jackie Foglia Sandoval, egresada de la Academia Militar de West Point y funcionaria de las fuerzas armadas de Honduras. Jackie es también directora de relaciones externas de la Universidad Zamorano, reconocido centro de estudios agropecuarios de América Latina que reciben fondos y orientaciones de la USAID.
Luego del crimen, el presidente del Colegio de Profesores de Educación Media, Jaime Rodríguez, denunció que la USAID y varios organismos no gubernamentales de Europa apoyan la persecución de los maestros hondureños, cuyo gremio ha sido uno de los más combativos en la resistencia al golpe de Estado. Varios de sus miembros fueron asesinados.
Tal como denunció el periodista canadiense Jean Guy Allard, los funcionarios de la USAID apoyaron directamente a otro de los grupos más agresivos contra Zelaya, que la CNN escogió luego para justificar el golpe: el Movimiento Paz y Democracia, dirigido por Martha Díaz Velásquez, beneficiario de 47 millones de dólares distribuidos entre varios grupos de Honduras.
Asimismo, el combativo gremio de maestros denunció que movimientos como Transformemos Honduras (MTH) reciben fondos de la USAID, la ONU, el Banco Mundial, el BID y organizaciones europeas de España, Alemania, Francia y Suecia, con el supuesto fin de combatir la corrupción. El programa del MTH Gobernabilidad y transparencia, por ejemplo, es el mismo que en Nicaragua funciona bajo el nombre de Cam Transparencia, administrado por Casals & Associates Inc, filial de la firma de mercenarios DynCorp, contratista del Pentágono.
El día que el hondureño Valenzuela fue asesinado, el presidente Barak Obama nombró a Mark Feierstein director general de la USAID. La foja de servicios ameritaba el cargo: experto en "guerra de cuarta generación" (desinformación), dueño de Greenbarg Quinlan Rosler (firma que ofrece orientación estratégica sobre campañas electorales, debates, programación, investigación), jefe de proyectos para derrocar a los sandinistas en el decenio de 1990, articulista de The New York Times, asesor especial del embajador de William Clinton en la OEA y del prófugo de la justicia Gonzalo Goñi Sánchez de Losada, ex presidente de Bolivia.
La USAID de Feirstein también se preocupa por las juventudes de América Central. En julio pasado, junto con la Fundación Trust for the Americas, el secretario de la OEA, José Miguel Insulza, apadrinó el proyecto Armando Paz (sic): “…para brindar a los jóvenes actividades de desarrollo humano y cultural”.
Entre los benefactores figuraban la petrolera Chevron, Chrysler, General Electric, Microsoft, Siemens y el instituto Sociedad Abierta del magnate George Soros. [La Jornada]