Revista Opinión
Es un inmenso honor, Javier, que intervengas en este diálogo que mantengo con el amigo Matheus porque no sólo lo enriqueces con aportaciones quizá decisivas como la de Skinner sino con la tuya propia que a mí incluso me sobrecoge con su increíble y breve excepcionalidad, que creo que lo resuelve todo y que yo, con tu permiso, traigo a aquí, 1ª página, porque considero que sería un crimen que alguien, de esos que no leen los comentarios, como creo que hace mi amigo Adrián, no lea lo que tú has escrito:"Javier Traité dice:enero 17, 2012 a las 11:42 am (Editar)Si se me permite meter baza, me ha llamado la atención la frase de Matheus sobre que al menos USA es una democracia.
Evidentemente, la democracia que tenemos nos permite vivir en mejores condiciones que bajo otros sistemas. Pero eso no quiere decir que sea esencialmente buena, ni el mejor sistema que podamos idear. B.F. Skinner, en su libro Walden Dos (y mira que se escribió en el 48, creo) la deja por los suelos con un argumento muy sencillo: cuando hay demasiada población, la democracia no sirve para nada. Tu voto se diluye tanto que no elige la gente, elige la “masa”, y a la masa no la informas, la controlas. Esto se ha visto recientemente en España, donde las dos unicas opciones aparentemente viables para la masa eran un trolero o un gilipollas. Y eso, por sí solo, no sería tan malo, si no fuera por el otro razonamiento que introduce Skinner: al permitirte votar, las élites te cuelgan parte del marrón. Es decir, si tienes un rey absoluto, o un dictador, y la caga, tú te rebelas. Pero si votas a un presidente que la caga igual, la culpa es tuya por haberle votado. El votante democrático asume la responsabilidad de la actuación de un Estado, sin que en realidad, haya podido influir para nada ni en el modelo político, ni siquiera en los candidatos. Contra más crece la población votante, menos útil es la democracia.
Esta es una idea peligrosa, claro, porque las alternativas a la democracia ya las conocemos. Yo, como “optimista científico” (por definirme de alguna forma) creo que deberíamos ser capaces de idear un nuevo sistema más justo y eficiente. Sospecho que no lo verán mis ojos, pero la posibilidad, por sí sola, justifica el esfuerzo.
En resumen: que el hecho de que una de las potencias sea “democrática” (o mejor dicho, votocrática, el pueblo no participa, solo vota) no la hace intrínsecamente mejor que la otra. Y las actuaciones de USA en las últimas décadas así lo atestiguan.
Todo el mundo se ríe de mi cuando lo digo, pero creo que lo más sensato sería montar una comunidad autosuficiente en un rincón alejado del mundo e intentar sobrevivir pasando de todo. La que se avecina es muy gorda. Contrariamente a mi muy admirado Palazón, no creo que sea el fin de la historia. Eso fue una pollada del Fukuyama, la puta manía que tenemos de pensar que el presente es el no-va-más. Dentro de mil años, se reirán de nuestras teorías como nosotros nos reímos del milenarismo medieval, o flipamos con las cruzadas.Por supuesto, puede que el petardo sea tan gordo que manden a la humanidad al olvido de la desintegración. Claro que es posible. Pero, si sobrevivimos a la que está a punto de explotar, la humanidad seguirá su curso cultural y quizá, dentro de mil años, nuestros descendientes puedan decir que, tras mucho sufrimiento y mucha locura, al final el ser humano empezó a razonar y comprendió que los paises no importan en absoluto. Que las fronteras son construcciones mentales. Y que lo fundamental, desde la sensatez biológica, es la cooperación a nivel de especie. Y que eso no es una utopía ni una vuelta a las cavernas. Coño, si el mayor grado de progreso tecnológico, científico y social, lo conseguiríamos mucho más rápido y mucho más barato con la cooperación de todos los países!!
Un placer leeros a los dos.Saludos!".