Revista Sociedad

La utopía de la cultura

Publicado el 07 marzo 2014 por Abel Ros

A lo largo de la historia, la cultura siempre ha servido al ordeno y mando del mecenazgo


La utopía de la cultura
l otro día, Jordi Évole entrevistó a Pedro Jota. A través del diálogo, el director de El Mundo narró para la Sexta, algunos de los tejes y manejes que se cuecen en los fogones de la prensa. Decía el "señor de los tirantes" que en más de una ocasión había dudado sobre la publicación, o no, de ciertas informaciones. Había dudado -decía – por los efectos negativos que tales publicaciones podían ocasionar a sus patrocinadores de cabecera. Dicho de otro modo, aquellas noticias que corrían el riesgo de mermar los ingresos del periódico era mejor no publicarlas para proteger sus intereses económicos. Tanto es así – dijo el marido de Ágatha – que algunos patrocinadores habían retirado, alguna que otra vez, sus anuncios de El Mundo. Los habían retirado ante el enojo de los mismos por ciertas publicaciones que ponían en jaque al "qué dirán " de sus clientes. 

Son, precisamente, hechos como los planteados en el párrafo de arriba, los que invitan a la crítica a reflexionar sobre el sesgo de la cultura. Sesgo entendido como los efectos negativos que ocasionan los intereses económicos en las libertades expresivas del periodista. A lo largo de la historia, la cultura siempre ha servido al ordeno y mando del mecenazgo. Un mecenazgo, les decía, que ha marcado las directrices de las obras desde los años de Unamuno hasta los tiempos de Molina. En días como hoy, la prensa que nos informa responde a los intereses de una burguesía utilitarista al servicio del capital. Una burguesía que mueve los hilos del pensamiento civil en pro de sus intereses de clase, e impide a la mayoría de los mediocres despertar el sentido crítico en los lagos democráticos. La cultura envuelta con los lazos del consumo se convierte en una mercancía más sometida a las aguas de los mercados. 

La utopía de la cultura, como así se conoce en los paraninfos madrileños al sueño de los intelectuales, sería el lienzo de un tejido mediático liderado por cientos de blogs y diarios independientes, financiados por los lectores. La ruptura con el oligopolio presente serviría para que los dinosaurios de siempre – El País, El Mundo, La Razón y ABC - perdieran cuota de mercado en favor de los felinos.

De esa manera, conseguiríamos: diversificar, de una vez por todas, el Derecho a la Información, garantizado por la Constitución, y resucitar de su letargo al tejido mediático que nos informa. Para conseguir la utopía es necesario un cambio de comportamiento en las pautas de consumo por parte de los lectores. Un cambio consistente en la construcción de una cultura de suscriptores al estilo americano. Así las cosas, hoy se ha cumplido un año de InfoLibre, una publicación digital que lucha por conseguir la utopía de la cultura. Desde sus inicios, sus creadores – extrabajadores de Público y El País – han apostado por una cabecera financiada por los bolsillos de sus lectores. Gracias al poder de los suscritos, el diario consigue escapar de las garras del poderoso. 

La cultura envuelta con los lazos del consumo se convierte en mercancía barata al servicio de los mercados

La persecución de la utopía ha sido, y es, la llama que encendió las turbinas de este blog. El Rincón de la Crítica nació, hace tres años, como protesta al modelo periodístico europeo. La apuesta por la calidad en los escritos y la búsqueda insaciable de un público intelectual e inconformista con la “sota, caballo y rey" de la parrilla, han sembrado los huertos de la exigencia con las tintas de una pluma plural, libre e independiente. Desde hace días, el blog ha prescindido de sus banners publicitarios y ha optado por financiarse únicamente con las donaciones de sus lectores. A día de hoy, gracias a los ingresos de un público fiel y defensor de la utopía, el Rincón continúa su lucha como una hormiga en el circo de los leones. Sin banners publicitarios, el blog ha perdido su principal fuente de sus ingresos pero, sin embargo, ha ganado en libertad. Hoy, a pesar de mis discrepancias con Pedro Jota, comparto con él: el sesgo de la cultura. A lo largo de los tres años de mi periplo por los renglones de este blog, han sido muchas las empresas que han dicho "no" a su presencia en el mismo. Han dicho "no", cierto, precisamente por el miedo a perder cuota de mercado. Estamos en un país, como diría aquél, de "crítica de bares". Una crítica de cauces informales que todavía no ha encontrado medios institucionales para salir de las jaulas que la oprimen. No los ha encontrado porque a lo largo de los tiempos, los críticos nunca han estado bien considerados por las tripas del sistema. Mientras los medios sigan sin cuestionar las "manos que les dan de comer", la crítica continuará silenciada por las garras del poderoso.

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