Revista Economía

La utopía de Syriza

Publicado el 04 febrero 2015 por Huella Económica @Huellaeconomica

El Diccionario de la Real Academia Española de la lengua define utopía como plan, proyecto, doctrina o sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación. Esta palabra define muy bien el programa electoral que ha hecho triunfar al partido griego Syriza en las elecciones celebradas hace diez días.

Bandera de Grecia

En pocas palabras, el nuevo primer ministro Alexis Tsipras pretende solucionar los problemas económicos aumentando masivamente el gasto público y dando la espalda a la austeridad presupuestaria, y lo quiere hacer creando 200.000 empleos estatales, aumentando el gasto en obra pública y nacionalizando sectores estratégicos como la banca. Esta serie de medidas las financiará subiendo impuestos con un tipo marginal máximo del 75% sobre la renta.

Además, el nuevo gobierno quiere subir el salario mínimo en el sector privado de los 586 euros actuales a los 751; rechazar las privatizaciones implantadas por la famosa troika en el sector de la Energía, Transporte y Medio Ambiente; solicitar una nueva quita de la deuda pública, esta vez del 50%, y volver a su antigua moneda, el dracma, si fuera necesario.

Aplicar semejante programa podría tener consecuencias muy negativas para un pueblo que se ha dejado seducir por las trampas del populismo, como bien demuestra la historia de los países que han aplicado políticas similares, lugares donde el enorme intervencionismo obstaculiza el crecimiento económico.

Para empezar, si el Estado griego no devuelve el dinero que debe, se encontrará con serios problemas de financiación dentro de poco tiempo y, por poner un ejemplo, España perdería los 26.000 millones de euros que le prestó, 600 euros por habitante. Por otra parte, si desde Bruselas se cede a las peticiones de Tsipras, se podría producir un efecto contagio en países altamente endeudados como Italia o España.

Financiar esta serie de políticas no es tarea fácil por muchos impuestos que se suban, con todos los efectos negativos que dichas subidas conllevan. Respecto al aumento del salario mínimo, esto podría traducirse en una subida del número de desempleados.

A lo largo de estos meses se han dicho muchas mentiras sobre Grecia, como que su crisis es debida a la austeridad impuesta por la Unión Europea, y no por el expansivo gasto público que desde hace años ha provocado un sobre endeudamiento y un descuadre de sus cuentas; o que tiene que pagar un tipo de interés excesivamente alto, cuando ha pagado un tipo inferior al de Alemania; o que Europa no quiere perdonarle ni una parte de la deuda cuando ya se le ha perdonado 100.000 millones de euros en 2012. Si seguimos hablando de mentiras también hay que recordar que el país heleno mintió sobre sus niveles de deuda pública cuando entró en el euro.

Es cierto que los planes de austeridad no han tenido el resultado deseado, pero hechos como que dos de cada cinco trabajadores estén desempleados se deben a las irresponsables actuaciones de los políticos griegos, no a las políticas que se impusieron a Grecia para que pudiera recibir dos rescates por valor de 240.000 millones de euros que impidieron la quiebra del país y su salida del euro. Y estos problemas no se van a solucionar con el costosísimo proyecto planteado por el líder de Syriza, a quien seguro veremos moderar sus radicales propuestas ahora que toca pasar de la utopía a la realidad.

Por Alberto Redondo Parada para A360º.

Fuente: A360º


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