Se ha cumplido ya el año de la muerte de Andrea, la chica asturiana que murió tras administrársele la segunda dosis de la vacuna del papiloma. Tras las primeras investigaciones, la familia ha presentado una reclamación de daños o reclamación de responsabilidad patrimonial contra la Consejería de Sanidad del Principado de Asturias, a la que hemos tenido acceso.
Dicha reclamación es por un total de 224.775,22 euros. Cifras, que ya vienen establecidas aparte, lo cierto es que AIB murió con trece años de edad el 8 de septiembre de 2012 en el Hospital Central de Oviedo. Andrea había recibido la primera dosis de la vacuna marca Gardasil -fabricada por Sanofi Pasteur, Merck Sharp and Dohme-, el día 23 de julio de 2012, y la segunda dosis el día 23 de agosto del mismo, teniendo prevista la tercera dosis (y última) para el día 20 de enero de 2013.
La administración de la vacuna del VPH produjo una crisis asmática muy fuerte en una joven asmática y fue el factor desencadenante de la parada cardíaca y su fallecimiento.
En el apartado de reacciones adversas de la ficha técnica de Gardasil puede leerse:
Muy raras: broncoespasmo”
En la revisión de la literatura médica hay registrados casos de broncoespasmo grave, disnea y otros de dificultad respiratoria. Además, hay casos publicados de reacciones de hipersensibilidad con afectación respiratoria en forma de broncoespasmo.
Entre los ingredientes de la vacuna -según el fabricante- se incluyen 225 mcg de aluminio (como sulfato de aluminio amorfo hidroxifosfato adyuvante), 0,78 mg de L-histidina, 50 mcg de polisorbato 80 y 35 mcg de borato de sodio. Sin embargo, estos ingredientes no los contemplan los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos. El público necesita esta información para que puedan identificar si tienen “hipersensibilidad” a cualquiera de los ingredientes y si están en riesgo de sufrir una reacción alérgica grave. Hipersensibilidad y reacciones alérgicas conocidas son piezas fundamentales de información que deben ser comunicadas a la prescripción de los médicos con el fin de hacer más seguras las posibles decisiones de vacunación.
Atendiendo al contenido de la ficha técnica de la vacuna Gardasil y a los efectos adversos producidos en el suministro de la primera dosis, teniendo constancia el médico de cabecera de los mismos, NO debió haberse suministrado la segunda dosis de Gardasil.
Es claro que existió una relación causal entre la administración de la vacuna y las crisis de asma de Andrea, debido a los siguientes hechos:
1. La paciente presentaba un asma leve estable que sólo requería el uso muy esporádico de salbutamol.
2. Nunca había tenido crisis de la gravedad y la duración como las que siguieron a la administración de la vacuna.
3. La crisis subsiguiente a la segunda dosis presenta los rasgos típicos de una sensibilización previa causada por la primera dosis, como son la reacción más precoz, la respuesta más intensa y progresiva y la mayor gravedad de la misma, incluyendo los hallazgos de hiperinsuflación en la necropsia.