Hay muy poca gente que se atreva a sentir su propia cobardía. Hay muy pocos valientes sintiéndose cobardes…
Hablamos de Unidad. Hablamos del Todo. Hablamos de las Sombras. Hablamos de Regresar al Hogar. Y dejamos fuera una parte. A la oveja negra. A la que está mal vista (y nunca mejor dicho…). A la que precisamente es necesario integrar. Acoger. Abrazar. Amar.
Llevamos muchos años luchando CONTRA ella. Llevamos demasiados años luchando contra nosotros mismos. Contra un concepto. Una etiqueta. Un disfraz. Un engaño. Un ‘mal’ inventado. Un pecado muy poco original…
Es tiempo de dejar las ‘armas’. De parar. De descansar. De rendirnos. De mirarnos. De vernos. Y de Aceptarnos. Es tiempo de abrir el cajón de nuestros secretos y darles la libertad que les arrebatamos al silenciar su voz. Nuestra voz. Es tiempo de gritarle a la vida que queremos vivirla. Con todos sus tesoros y todas sus consecuencias. Con todos nuestros rechazos y todas nuestras preferencias.
Y para ello, no podemos olvidarnos de lo que deseamos olvidar. No podemos partirnos en más pedazos. En más categorías. En más ‘éstas son feas’ y ‘éstas son bonitas’. No podemos decirle al miedo que no huya. A la ira que no se enfade. A la tristeza que no llore. A la soledad que no se aísle. Y a la rabia que no grite. No podemos ignorar lo que estamos sintiendo cuando lo estamos sintiendo. Eso no es Amar. Eso no es Amarnos. Eso no es Incondicionalidad. Eso no es Totalidad.
Nos tenemos tanto miedo que hacemos todo lo posible por escapar. Por escapar-nos. Parece que huimos de una situación, de una persona, de un trabajo. Pero la realidad es que de lo único que pretendemos huir es de nosotros mismos. Y de nosotros mismos, no podemos huir. Nuestra manera de pensar (de la que derivan nuestras creencias) nos aleja de nuestra ‘manera’ de SER. Y entrecomillo manera porque para SER no es necesaria ninguna forma… Ningún cuerpo. Ninguna piel. SER se es Siendo. En cuanto le pones un nombre, una característica, dejas de SER y pasas a ser ESTO o AQUELLO. Y esto o aquello (sea lo que sea), no es lo que eres. Por mucho que te aferres a ello. Por mucha seguridad que te dé.
Todo lo que hay detrás (y delante) de SOY no es Verdad. Lo puedes sentir. Lo puedes pensar. Hasta lo puedes crear… Pero no lo ERES.
Llega un punto en que no puedes ir más allá en el ¿Quién soy? y en el ¿Para qué soy y estoy?. Y es cuando te das cuenta de que no puedes saber la respuesta. Puedes averiguar lo que no eres. Para qué no eres. Y para qué no estás. Pero lo que sí eres, no. El viento, para saber que es viento, tendría que dejar de ser viento. Y no se puede dejar de ser lo que se es. Es tan obvio como complicado de entender.
Es la misma mente que intentamos controlar, educar, guiar, apaciguar, meditar… la que nos lleva a hacernos esas preguntas con la intención de que ‘mientras nos estamos preguntando-respondiendo’ no estamos Siendo (aunque siempre Seamos). Y caemos en su trampa, que es la nuestra. Y nos creemos que somos el jugador, el tablero, las fichas, las casillas y el casillero. Cada uno con su tipo de juego, perfectamente diseñado para ‘no sé’. Y nos perdemos en las pantallas. En los escenarios. En las Tierras. Y en los Cielos.
¿Y sabes lo mejor? Que eso es a lo que tenemos que jugar. Porque si no fuera eso, no estaríamos donde estamos. Estaríamos en otro lugar. Y no es el caso.
¿Puedes vivir sin saber para qué estás vivo? ¿Sin saber quién eres? ¿Sin tener respuestas? Y lo más importante, ¿sin NECESITARLAS?.
A veces, la realidad se nos derrumba. Nuestro corazón se parte. Nuestras fuerzas se agotan. Nuestras lágrimas nos ahogan. A veces, no nos sentimos capaces de ser ‘perfectos’. De sonreirle a la muerte. De levantar a las caídas. De ofrecer nuestro hombro. De compartir nuestras penas. Y no tenemos por qué hacerlo. No tenemos por qué estar alegres. Ni dando saltos por las esquinas continuamente. Ni abrazar a todo quisqui. Ni mejorarnos. Ni evolucionarnos. Ni iluminarnos. Ni aparentarnos. No. De verdad. Suelta los ‘debería’. Suelta lo que hasta ahora te han dicho que tienes que ser y cómo serlo y hacerlo. Suelta lo que está bien visto. Suelta las sagradas escrituras. Las dichosas maestrías. Las subidas de sintonía… Suelta todo aquello que no estás siendo en este momento. Y Siente. Sólo siente. Lo que estás sintiendo. Ésa es tu única verdad de Ahora. Ése es tu único propósito. Tu única misión. Tu único cometido.
Experimenta lo que la vida te está mostrando. Lo que la vida te está viviendo. Lo que la vida te está Siendo. Sea lo que sea. Sea tu capacidad para hacerlo o tu incapacidad para no soportarlo. Da igual. Todo está bien. Todo ESTÁ, y si ESTÁ, está para algo. ¿Para qué? No lo sé. ¿Acaso importa?
¿Acaso importa saber para qué estamos viviendo si vamos a tener que vivir igual? ¿Acaso importa saber para qué estoy enferma si voy a estar enferma igual? ¿Acaso te crees que puedes llegar a saber la razón REAL de lo que estás experimentando? No lo que dicen los libros. No lo que CREEN saber unos cuantos. La REAL. La que está ‘más allá’ de lo que cualquier ser humano puede averiguar.
Pregúntate para qué necesitas responderte a esas preguntas existenciales. A lo mejor, cuando lo averigües, dejarás hacerlo. A lo mejor…
Hay muy poca gente que se atreva a ser cobarde. ¿Sabes por qué? Porque se creen que para SER, hay que ser ‘algo’. En este caso valiente. Lo que no saben es que ya lo SON sólo por el hecho de haber nacido… Y se pasan la vida ‘no siendo’ para lograr ‘ser’. Lo cual tiene muy poco sentido y no es posible. Más que nada porque seas como seas, ya ERES. Así que es indiferente el ‘algo’ que le añadas. Por mucho que lo intentes, no puedes dejar de SER. Que seas consciente o no de ello, ya es otra cosa. Pero cuando lo eres, cuando eres consciente de que no necesitas ser ‘así o asá’, cuando te das cuenta de que es tu mente la que te manipula para que siempre haya ‘algo más, mejor y diferente’ de lo que eres, las versiones desaparecen y el Original sale a la Luz. Liberándote de las presiones, de las exigencias, de las mochilas que desde hace tanto tiempo llevas, llevamos a cuestas, y de las tan famosas Separaciones.
¿Te imaginas a la Vida diciéndose a sí misma cómo tiene que manifestarse y condenándose cuando no lo hace como ella considera…? ¿Y diciéndole a las ‘otras’ Vidas que no vivan lo que están viviendo? ¿Como si pudieran hacerlo…?
Puede que en este momento no seamos capaces. Puede que en este momento no deseemos ser fuertes. Ni podamos. Ni debamos. Pero seguimos estando Aquí. Y mientras estemos Aquí, coleando, tenemos la POSIBILIDAD de ser lo que nos dé la gana. Quizás hoy cobardes. Quizás mañana valientes.
Y quizás, sólo quizás…, algún día llegue el día… en que dejemos de meternos tanta caña y de pintarnos el Alma con tantos adjetivos, que tan poco favor nos hacen, y nos dediquemos simple y sencillamente a SER. Sin mayor ni menor medida.
VIVE LO QUE SIENTES
VÍVETE
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