Aviso: esta entrada tiene spoilers de la novena temporada de Doctor Who, especialmente de los dos últimos episodios emitidos, que vendrían a ser el 10 y el 11 de la temporada.
Esta entrada debería haberla escrito la semana pasada, pero una parte de mí se resistía a creer que lo que había visto era real, real. Ojo, aún queda un episodio para terminar la novena temporada, pero tras ver la primera parte del season finale ya estoy más convencida de que, por una vez, no hay ni trampa ni cartón. Lo que vimos en Face the raven, el final de Clara Oswald, era exactamente lo que nos enseñaron y ningún viaje en el tiempo o truco del Doctor va a cambiarlo.
Y, por eso, aunque me gustaría hablar de la temporada en general, ya que ha presentado un enorme salto cualitativo, no lo voy a hacer. Quizás después de ver el que falta o después del especial navideño, pero no ahora porque esta entrada va a estar dedicada a Clara Oswald.
Desde la temporada anterior habíamos oído que Clara se iba a marchar. Supuestamente Jenna Coleman dejaba Doctor Who en la octava temporada, aunque al final, en el último momento, decidió quedarse para la mayor parte de la novena. Por eso, no sé si este final era el que siempre habían pensado para ella o en un principio era otro distinto (¿embarazada de Danny Pink quizás? Sí, era el que yo prefería. ¿Su adiós iba a ser el de su versión anciana en Last Christmas?), pero la cuestión es que ha sido este el que ha obtenido: el más cruel de todos.
Siempre nos han dejado claro que viajar con el Doctor acaba por no ser bueno para sus companions, aunque él les quiera y se empeñe en cuidar de ellos. Es casi como esa cita que tantas veces ha dicho Rumpelstiltskin en Once upon a time “magic always comes with a price”. Vamos, que todo tiene un precio, en especial la compañía del Doctor. Eso no suele detener a la mayoría de los companions, que les importa un carajo lo que les pueda llegar a pasar, a pesar de que las personas de su alrededor les adviertan de que recorren un camino peligroso.
En Clara, cuya familia nunca ha tenido relevancia (a pesar de que nos mostraron la preciosa historia de amor de sus padres), fue a través de Danny Pink, su novio y, en parte, el catalizador de todo. Y es que Clara ha sido un tanto especial como companion, ya que ha sido la única que no tenía un entorno bien dibujado: Rose tenía a su madre y a su mejor amigo, Martha a su familia al igual que Donna (el bueno de su abuelo es tan genial), Amy tenía a Rory que acabó convirtiéndose en companion también. Pero Clara siempre ha estado sola. Alguna vez hemos sabido de su familia, pero hasta la aparición de Danny Pink fue la única que no tuvo ningún lazo además del Doctor.
Por eso, en lugar de aceptarlo y viajar con él como hizo Rory, a Danny Pink le tocó mostrarse receloso del Doctor y que no le gustara que Clara le siguiera en cualquier situación, ya que temía que le fuera a pasar factura. Como al final le ha ocurrido.
En esta novena temporada hemos visto a una Clara ligeramente distinta, incluso su relación con el Doctor lo ha sido. Si en la octava seguía adaptándose al cambio de Doctor y le tuvo que echar una señora paciencia, en la novena han estado más unidos que nunca en una amistad de lo más conmovedora. En cierta manera, Clara ha seguido ejerciendo de profesora del Doctor ("always the teacher", decía el Doctor refiriéndose a ella en Heaven sent), enseñándole a ser mejor, a tratar mejor a los demás y dejar su brusquedad atrás (Twelve al principio era súper bruto), pero también se ha abandonado más a la aventura.
Ya nos había quedado claro que a Clara le encantaba viajar con el Doctor, ni siquiera cuando supo que tenía que dejarlo, lo hizo (el viaje en tren que sería su última aventura le hizo ver que le gustaba demasiado como para decir adiós), pero es cierto que en esta temporada se ha mostrado mucho más atrevida y temeraria. Nos lo han ido mostrando poco a poco, pero nos lo dejaron aún más claro en Face the raven cuando Rigsby se preocupa por ella y el Doctor le da la razón. Y fue precisamente lo que costó la vida al final de ese mismo episodio.
Y yo aún sigo un poco en shock, en parte sigo sin creérmelo.
Y es que, es verdad, las despedidas en Doctor Who son un poco traumáticas, ya sea de la companion o del Doctor (¡qué triste fue la de Ten, por favor!), pero nunca han sido ni tan crueles ni tan horribles. Rose Tyler acabó en otra dimensión, separada del hombre que amaba, sí, pero lo hizo junto a su madre y el padre al que tanto había extrañado; Donna (hasta ahora el final más cruel) perdió la memoria y olvidó lo especial que era, pero su vida siguió y fue feliz; Amy y Rory murieron para el Doctor, pero vivieron una larga y feliz vida juntos. Martha fue la única que se marchó por decisión propia y también tuvo un final feliz con Micky. Vamos, que más o menos todos obtuvieron algo de felicidad... salvo la pobre Clara.
Clara no sólo perdió al hombre que amaba (y de menuda manera traumática), sino que al final ha muerto por pasarse de lista al intentar salvar a su amigo, que al final no necesitaba ser salvado. ¿Se puede ser más cruel que eso?
Por eso, una parte de mí sigue esperando que el Doctor le dé la vuelta al final. Esa parte es más pequeña desde que vi el penúltimo episodio de la temporada, Heaven sent, donde el Doctor hablaba con el recuerdo de ella en su palacio mental. Ya se habían despedido al final de Face the raven, donde ella le recordó lo mismo que Amy en su día: que no viajara solo. Pero, aún así, esa especie de tira y afloja con su propia versión de Clara, olió todavía más a despedida.
Y qué injusto me parece su final.
Clara Oswald ha sido una gran companion y eso que no lo ha tenido fácil. Al principio, sólo era La chica imposible, un misterio más que un personaje, que le tocó llenar el vacío dejado por la mítica Amy Pond. Por eso, la pobre quedaba deslucida, a pesar de que Jenna Coleman es amor del bueno. Sin embargo, una vez superado tanto el misterio como los especiales que debían estar centrados en el Doctor (el 50 aniversario y la despedida de Matt Smith), por fin la desarrollaron como merecía y se demostró que era maravillosa.
Porque Clara era dulce, también inteligente y divertida. Su relación con Twelve al principio no fue fácil, pero ha terminado por humanizarlo y dándonos, como ya he dicho, una amistad preciosa y única. Si la companion de Ten era Rose Tyler y la de Eleven era Amy Pond, la de Twelve siempre será Clara Oswald.
Pobre de la que va a venir después (de la que aún no se sabe nada y, sí, yo estoy dando por hecho que va a ser una chica) porque Clara le ha dejado el listón muy alto. Clara fue siempre muy valiente, decidida y muy hábil. Fue la chica imposible, la que le salvó la vida al Doctor en Trenzalore no una, sino dos veces (entrando en su línea temporal primero y, después, consiguiendo que los Señores del Tiempo reiniciaran el ciclo de regeneraciones), la que ha colaborado con cuatro Doctores y también la que trabajaba con UNIT cuando el Doctor no está disponible. Si hasta la enorme Missy la respetaba a su manera, lo que ya es decir.
Así que Clara Oswald se enfrentó al cuervo de la más valiente de las formas, se despidió del Doctor tranquila por su destino y haciéndole prometer que no la tomaría contra Ashildr/Me y que no viajaría solo.
Y, aunque hubiera preferido mil veces un final feliz para ella, al menos el que tuvo fue coherente. Clara cada vez se parecía más al Doctor (la temporada pasada en Death en heaven se hace pasar por él maravillosamente bien) y el caer en una trampa así, para salvar a un amigo, era muy ella. Además, Jenna Coleman estuvo maravillosa y el episodio fue muy bueno, así que estuvo a la altura... y, sí, sigo esperando que el Doctor salve el día en el último episodio de la temporada, aunque cada vez lo veo más difícil (encima, la acompañante del Doctor en el especial navideño será River Song).
¡Hasta siempre, Clara Oswald, fuiste muy grande!