El proceso de envejecimiento comienza en el ser humano desde el mismo momento de su nacimiento, ello ocurre en etapas sucesivas. Las iniciales las llamamos desarrollo, porque son cambios que van ocurriendo hasta concluir en un estado que consideramos estable, porque es el que dura más tiempo, y lo llamamos adultos. Creemos que no hemos envejecido porque solo tenemos 18 años, ósea que "estamos jóvenes", aunque en realidad tenemos casi dos décadas de envejecimiento.
Luego pasan 30 o 40 años donde las transformaciones anatómicas son casi imperceptibles, pero ocurren, lo notamos cuando vemos a una persona después de varios años y por cortesía le decimos con cara de sorpresa: oye, pero tú estás igualita, aunque sabemos ciertamente que es mentira. Los cambios más notorios en la estructura corporal se evidencian después de la sexta década de la vida, es lo se ha llamado El Adulto Mayor, un joven de más de 60 años. No se oye bien cuando lo decimos, así como tampoco se oye bien decir un viejo de 20. En realidad ambos son las dos cosas: viejo y joven al mismo tiempo. Por un lado es que es cuestión de semántica, y por otro es la forma convencional del lenguaje para poder entendernos con facilidad.Hay quienes aseguran que la vejez es un estado mental, así encontramos personas con pocos años de vida que son viejos o más bien diríamos "maduros" para contrastar con los ancianos entusiastas, dinámicos, emprendedores, de los que podemos expresar acertadamente que son jóvenes. En todas las personas ocurren modificaciones cotidianamente, en su anatomía, en las funciones de los órganos, que en la gran mayoría de los casos son normales, es decir, esperadas. El estómago, una parte del tubo digestivo, se ha modificado por varias razones, como veremos más adelante.Autor: Luis Marín- Médico y abuelo