Revista Libros

'La vela de un angelito'

Publicado el 06 enero 2012 por Lacoleccionistadeespejos

Yo no puedo callar  



   

Fa wi neva com ya fi ton racktuon 

 Carmen Naranjo, otra de las forjadoras de esa Costa Rica: solidaria, artística, desprendida, como dice la canción “sencilla, bella y humana” que a grandes pasos va desapareciendo, nos dijo hasta luego el pasado 4 de enero. Fue el primer golpe que nos trajo el 2012.

Para muchos fue el cumplimiento de una muerte anunciada. Para mí fue sorpresiva porque aunque sabía que estaba algo enferma y avanzada en edad, me gustaba saber que todavía estaba allí integrada a la naturaleza, sumergida en su oficio de palabras, algo lejos del mundanal ruido, diría Fray Luis, en  su Edén de Alajuela donde la despertaban las “aves con su cantar no aprendido”
  

A inicios de la década de 1970, la Universidad de Costa Rica dio inicio al programa: trabajo comunal obligatorio. El primer grupo (experimental) estaba formado por estudiantes voluntarios que nos trasladamos a Nicoya, bajo la responsabilidad de María Eugenia Dengo, María de los Ángeles Giralt, Arnoldo Mora, entre otros. Nuestra misión era alfabetizar adultos haciendo uso del método de Paulo Freire. Al grupo en que yo estaba le correspondió La Mansión y nos hospedamos en la escuela con el simbólico nombre: Antonio Maseo. Para mi el esfuerzo fue todo un éxito pues además de alfabetizar, integrarnos a la comunidad y conocer un poco más la realidad nacional, nos hicimos de amigos que conservamos hasta hoy, entre otros Rodrigo Villalobos, Leda Cavallini, Juenny Barquero.


Yo no puedo callar
 

Carmen Naranjo, entonces ministra de Cultura, Juventud y Deportes nos trajo desde Brasil, al mismo Paulo Freire para la clausura y así cerrar con broche de oro. Y no satisfecha con eso, a través del Colegio de Costa Rica, nos trajo también a Juan Rulfo, el mero, mero para que tuviéramos la oportunidad de compartir con el autor de Pedro Páramo en aquellos momentos en que el boom de la literatura hispanoamericano estaba en su apogeo.

Como a Victoria Garrón a Carmen no le agradaba mucho el asunto de las étnias pues decía que eso solía dividir a la gente y que lo ideal era integrarla.  No obstante como mente clara que era, nunca obstaculisó nuestro movimiento y en un sin número de veces colaboró generosamente.  Inclusive escribió el poema y estuvo apoyando a Mireya Barbosa en la creación del espectáculo sobre la provincia caribeña llamada Limón, Limón.En esta obra se dieron a conocer Thelma Darkins y Michelle Michell También compartimos con ella cuando los alumnos del Colegio Canadiense le otorgaron el premio Lámpara Dorada por toda una vida dedicada a la Literatura.Durante su gestión, aunque no descuidó las artes mayores, la clásica, le dio mucha importancia a las manifestaciones artísticas populares porque hallaba en ellas la esencia del pueblo. No creía en el arte solamente para una elite refinada.

Los jóvenes por las redes sociales han externado fuertes críticas al comportamiento del Ministerio de Cultura y Juventud durante la vela de Carmen Naranjo. Consideran que fue muy pobre si la comparamos con la despedida que le hicieron al músico Fidel Gamboa porque según insinúan era amigo del señor ministro.  La misma crítica le hacen dela Residencia de la República. En resumen, hablan quienes al igual que lo que critican no hicieron mayor cosa para despedir a una figura de la talla de doña Carmen.


Yo no puedo callar
 

Me permito diferir porque si bien es cierto que la gran ausente de la noche fue doña Laura, sí envió en representación suya a un nutrido grupo encabezados por el señor vicepresidente. Por otro lado don Manuel abrió el espacio para la vela en el Teatro Nacional, máximo templo cultural de Costa Rica. Además lo vimos desplazándose de un lado a otro atendiendo a familiares de doña Carmen, atendiendo a la prensa, presentando a la delegación presidencial, saludando a la gente, sentándose entre los asistentes, en fin… Hubo recitales de poesía, música de piano, discursos, testimonios y comentarios grabados de Carmen sobre su propia poesía. Una sobrina nieta, un sobrino, Eliette Ramírez, Roberto Villalobos, Delia McDonald hicieron uso de la palabra y presentaron sus honores y respetos.  Luego se abrió el micrófono al público para que cualquiera de la audiencia pudiera manifestarse. 
Allí estábamos todos los que amábamos y habíamos compartido con ella desde lejos o muy cercano. Allí se dio testimonio vivo de la vida de una dama dedicada al arte, la cultura, a su patria y a los demás.


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