Quienes me han seguido y vinieron leyéndome saben que disfruto contando esas pequeñas anécdotas del día a día en la consulta, y que de cuantas temáticas configuran la composición de éste, un Mediblog que pretende ser multivalente, es ésta una de mis favoritas...
Hoy fue uno de esos días en que el programa de software AP-Madrid y nuestra conexión a la red funcionaban "peor", como una forma de decir que normalmente y aún funcionando mal, tuvimos días mejores...
La paciente a la que me referiré vino a la consulta a media mañana... Era de las que pertenecen a esa tipología de mujeres que los clásicos dieron en llamar "enjutas y fibrosas", longilínea, delgada y con toda probabilidad nerviosa, de las que se sobresaltan con el menor ruido...
El motivo de su visita era conocer los resultados de un reciente análisis.
Tras intentar entrar en el programa de acceso al laboratorio exclamo: -. ¡Esto está fatal! La paciente se quedó pálida, liviana, más blanca que los Din A4 que utilizamos para la impresión de nuestros informes... -. ¿¿Qué pasa Doctor??... ¡Cuenteme, por favor! Enseguida comprendí que de mis problemas con el ordenador ella había hecho algo personal... -. ¡No mujer, no me refiero a su analítica, sino al ordenador que hoy va muy lento!