Parece que algo se mueve en Hollywood respecto al género del Western, o quizás no tanto… Sea como fuere, no cabe duda de que gracias a grandes como Tarantino o los Hermanos Coen, este género, tan asociado a nuestros padres, parece querer resurgir de sus cenizas; el más claro ejemplo lo encontramos, como no podría ser de otra manera, en ‘El renacido’, la reciente triunfadora de los Oscars. Con este reconocible clima árido y polvoriento aderezado con whisky, pistolas y demás atrezzo al uso, llega a nuestros cines ‘La venganza de Jane’.
Natalie Portman protagoniza este film con muy buenas intenciones que, por desgracia, no terminan de cuajar. Porque sí, el arranque es bastante interesante con algún que otro sutil guiño a grandes obras del género como ‘Centauros del desierto’ por parte de su director, Gavin O’Connor; además, la cuidada ambientación ayuda a captar la atención del espectador durante los primeros minutos de una historia que va desgranándose poco a poco, así como la realidad de sus personajes.
Pero un buen escenario no es suficiente para cubrir las carencias de una trama que sí, tiene sus momentos, aunque estos son más bien pocos, quedándose en un Western entre tópico, complaciente y en cierto modo, anodino. No sería justo utilizar el calificativo de decepcionante porque las expectativas que pudiera despertar durante el arranque enseguida se van diluyendo a través de flashbacks que mastican la trama al espectador, restando ritmo a la acción y, por consiguiente, restando interés a medida que pasan los minutos.
Sin entrar a destripar el argumento, éste se basa en las cuestiones típicas del género: venganza —hasta esto nos lo ponen bien grande en el título—, un pasado enterrado por los males de la vida, un villano, dos hombres, una mujer. Cierto es, que ya que estamos en 2016, y que Natalie Portman además de protagonista es productora de la cinta, le dan un leve ‘meneito’ a los roles de cada personaje. Des esta manera, la actriz es el personaje central sobre el que gira toda la historia, siendo una mujer inusual a lo que se acostumbra dentro de un Western.
Pero poco más, ni siquiera Ewan McGregor luce en demasía como villano. Hay un poco de esto, un poco de aquello, pero cualquier espectador un poco avispado puede descubrir hacia la mitad de la película por dónde irán los tiros —nunca mejor dicho—. No sé, no sé, habrá quien le saque algo realmente positivo, pero para quien escribe no es más que otra película directa a la montaña de las que nunca recordaré su título.