ALL CHEERLEADERS DIE (Lucky McKee & Chris Siverston, 2013)Corría el año 2001, yo tenía 14 años y estaba a punto de empezar el Bachillerato y un joven Lucky McKee rodaba junto a su colega Chris Siverston una cinta de corte amateur llamada All Cheerleaders Die en la que unas animadoras volvían a la vida como zombis vengativos dispuestas a hacerles pagar a los chicos del equipo de fútbol por haberlas intentado matar. Un año más tarde yo acababa mi primer año en el instituto (un centro educativo sin taquillas en los pasillos ni animadoras ni mucho menos baile de fin de curso, pero eso es otra historia) y McKee estrenaba la excelente May, situando a su protagonista Angela Bettis en la palestra en lo que a scream queens del nuevo siglo se refiere e iniciaba su personal trayectoria dentro del género de horror. Siverston iría desarrollando su carrera como director y guionista de productos de serie B, siendo su film más conocido aquel horror protagonizado por Lindsay Lohan que fue Sé quién me mató(2007). Ahora, doce años después y ambos firmando como co-directores, nos presentan una reelaboración de su primera obra bajo el mismo nombre.Con las altas dosis de la mala leche que ya le valiera el Premio al Mejor Guion en Sitges 2011 por The Woman (con un libreto escrito por mi idolatrado maestro Jack Ketchum) y utilizando algunos de los claros ejemplos que ya se han convertidos en estereotipos dentro de su cine, Lucky McKee vuelve a echar mano de algún personaje marginal para que se convierta en conductor de una muy gamberra trama, papel que recae sobre Leena (Sianoa Smit-McPhee), una pseudobruja aficionada a la Wicca y a la tirada de runas y que se convertirá en catalizador de la venganza que las cuatro cheerleadearsprotagonistas están dispuestas a llevar a cabo sobre los cabrones del equipo de fútbol. La perfecta combinación de brujería, lesbianismo, venganza, seres sobrenaturales y animadoras convierte All Cheerleadears Die en la divertida salvajada que es y que arrancó en varias ocasiones la carcajada del público en su pase en Sitges 2013, y es que estamos ante una comedia de terror adolescente muy en la línea de Jennifer’s Body (Karin Kusama, 2009) o de la noventera Idle Hands aka El Diablo metió la mano (Rodman Flender, 1999) dispuesta a convertirse al menos en un pequeño título de culto dentro del reciente cine de género, una suerte de versión 2.0 de ese clásico que es Jóvenes y brujas (Andrew Fleming, 1996) y que se convertiría en el preludio del renacer que viviría meses después el subgénero más teen con el estreno de Scream (Wes Craven, 1996).
Maddy (Caitlin Stasey), Tracy (Brooke Butler), Martha (Jeannin Johannink) y Hannah (Amanda Grace Cooper) son las cuatro animadoras del título que forman parte de esta pequeña joya protagonizada por un elenco de jóvenes actores semidesconocidos que no se toma en serio a sí misma y que cumple con el objetivo que marca desde su prólogo: el de divertir a base de salpicaduras de sangre, bizarradas varias y situaciones que se escapan de lo políticamente correcto. Una gozada.Lo mejor: que no se toma en serio a sí misma y que entretiene.Lo peor: quizá le falte un poco más de carnaza.