Revista Cultura y Ocio

La venganza de María

Publicado el 14 julio 2015 por Magik
Este miércoles la venganza que María Fuentes, reconvertida en Mercedes Dantés, culminaba en un episodio tan emocionante que era imposible despegar los ojos del televisor, cerrando así la serie y, sobre todo, una segunda temporada maravillosa, bastante alejada de la primera en tono y género.
En realidad, las dos temporadas podrían ser consideradas series diferentes, siendo la primera un prólogo a la segunda, donde te presentaban a los personajes y cómo se había alcanzado el punto en que una buena chica como María decidía acabar con toda su familia. La primera era más bien un drama que hablaba de niños robados, de cómo afectaba dicho tema a varias familias y empezaba a dibujar al villano sin escrúpulos ni alma que acabó resultando Enrique Vergel. La segunda, en contrapartida, era el thriller, los giros locos y un tipo de drama distinto, más telenovelesco y mucho más adictivo.
De hecho, entre una temporada y otra no sólo variaron el tono, sino que también ajustaron a los personajes, haciendo que todos tuvieran sus cosas buenas y sus cosas malas. Mientras que al principio, salvo la excepción de Amparo, sólo había muy buenos y muy malos, entre el final de la primera temporada y, sobre todo, la segunda los fueron modificando para que fueran más complejos y entraran en ese terreno gris en el que Amparo era la reina y señora. Bueno, como de la serie en realidad.
La venganza de María
Así, Bruno dejó de ser el primo psicópata que perseguía enfermizamente a María para ser un hombre lleno de conflictos, siendo el principal el de hijo vs. marido. Porque Bruno quería serle leal a Amparo, la quería a su manera, pero también seguía deseando conseguir el respeto y la acepción de su padre.
La verdad es que podría decirse que ha sido la temporada de los conflictos, porque todos los personajes tenían uno que les definía.
Si, como ya he dicho, Bruno se movía entre su padre y su esposa, Luisa lo hacía entre lo que consideraba correcto y lo que de verdad quería. Era un tema que se había tratado antes, pero los guionistas lo sacaron de nuevo a la palestra con tanto arte que retrataron a Luisa de manera diferente, dándonos un aspecto nuevo de ella, alejado de esa madre frígida y sin corazón que se empecinaba en no querer ver la realidad. Incluso llegó a haber momentos en que fue bastante más humana, en que se comprendía mejor ese conflicto que tenía de sí misma contra sí misma, como a sus propios ojos sus propios sentimientos no estaban bien.
La venganza de María
Y no hablo sólo de esa atracción que sentía por Belén, a la que dejó marchar por terquedad y miedo, sino también a algo que ya sabíamos y que repitió en el último episodio: a ser incapaz de querer a su hija hasta el punto de considerarla la fuente de todos sus males, ignorando a propósito lo que en el fondo sabía y es que su querido hermano sí que era la fuente de todo mal.
Porque, en serio, ¿ha habido villano más malvado que Enrique Vergel? No sólo se hizo rico vendiendo niños, sino que no ha habido nada que le haya parado: quiso matar a su propia sobrina, hizo que mataran a Francisco, si Amparo sobrevivió fue porque ella era muy hábil, le dio igual el tema del medicamento, al igual que no le importó destrozar a su propio hijo sólo por ganarle la partida a Amparo.
Que, por cierto, resulta muy hipócrita que Bruno se prestara a separar a su hijo de Amparo y a dejarla tirada, sabiendo la verdad y, sobre todo, habiendo pasado por un infierno desde niño porque Enrique le hizo precisamente lo mismo. Bu, Bruno, arde en el infierno.
Bueno, que ardan en el infierno la gran mayoría de personajes,    que se lo merecen. Y eso ha sido algo que me ha gustado mucho, el cómo han demostrado que todos los personajes eran humanos y tenían motivaciones, pero al mismo tiempo querías que María los destrozara por ser unos cabrones de mucho cuidado. Aunque lo mejor ha sido que todos han obtenido lo que merecían al buscarse ellos mismos su destino.
La venganza de María
En el último episodio, Amparo hablaba sobre revelarse contra el destino, sobre como alguien tan puteado como ella acababa negándose a que éste siguiera castigándola. Y es algo que define muy bien el final de Sin identidad, todos han escrito su propio destino: no sólo Enrique y Bruno se suicidaron, sino que Juan, Alex y Luisa también decidieron su propio final. Juan jugó con fuego y se quemó, a Alex la lealtad ciega hacia Enrique le pasó factura y Luisa no quiso abrir los ojos, pese a tener pruebas.
Al igual que María eligió ser feliz, dejar de un lado el pasado y el amargor que había estado dominando su vida y quedarse con la conciencia tranquila junto a Pablo y su hermana pequeña. Ni que decir tiene que no pudo gustarme más el final, me morí de amor y estoy súper satisfecha con él.
Porque Pablo y María se lo merecían, porque nosotros nos lo merecíamos también. Él fue el único personaje que se mantuvo íntegro hasta el final, el único que a pesar de los golpes siempre se movió guiado por la justicia y que actuó correctamente. Fue Pablo quien salvó a María al impedir que destrozara a su hermana, también quien la mantuvo en el suelo y alejada de un límite que ella habría podido cruzar y que le hubiera pasado factura para siempre.
La venganza de María
Porque en esta segunda temporada María seguía siendo la heroína, pero había dejado atrás a la chica que fue, algo completamente comprensible visto por todo lo que había tenido que pasar. María era fuerte, tenía las ideas claras y estaba más que dispuesta a vengarse, aunque al final lo que hizo fue justicia.
Por cierto, me pareció una decisión de lo más acertada que se olvidaran del triángulo amoroso y que Juan dejara de ser el chico de la función para ser otro esbirro de Enrique. El personaje se volvió más interesante, supuso un bache importante para María (como miembro del team Pablo no me gusta recordarlo, pero admito que dio pie a escenas muy chulas y fue un desencadenante para que Juan tuviera ese final) y, así, aprovecharon la química brutal que tienen Megan Montaner y Eloy Azorín, cuyas escenas no podían ser más monas. Muy fan de los dos y de su final, como ya hecho.
Aunque si de algo soy fan es de Amparo. Sí, pese a todo la adoro. Mucho.
Amparo es una hija de puta, pero no se merece ese final, le dijo Pablo a María al conocer el destino que ésta le había reservado a su hermana. Y tenía razón. Porque, sí, Amparo traicionó a su hermana en dos ocasiones, pero su situación era mucho más complicada que la del resto de personajes. Ella era mucho más compleja que nadie.
La venganza de María
Porque si ha habido un personaje verdaderamente complejo, ésa ha sido Amparo. Siempre lo fue y en esta segunda temporada eso sólo se ha intensificado. Si en la primera temporada Amparo se debatía entre el cariño hacia María y la envidia que ésta le provocaba, en la segunda tuvo que decidir entre su hermana y su hijo. ¿Qué también le sacó dinero a Enrique con la traición? Claro, es Amparo, lo de volver a quedarse sin dinero la aterraba, pero principalmente quería proteger a Quique. Ya lo habíamos visto antes, para Amparo el criar ella a Quique, el protegerlo de los Vergel, era una de sus prioridades, de ahí que se lo intentara llevar a la desesperada cuando creía que Enrique iba a matarla.
De hecho, en esta segunda temporada Amparo ha estado cuidando de María, mientras convivía con la culpa de haber participado en su fatal destino. Ha sido la única en la casa de los Vergel que se ha preocupado por ella, que se ofreció a ayudarla a criar a su hermana pequeña y que aceptó tanto sus mentiras como sus decisiones, incluso cuando descubrió que estaba liada con Juan, sólo le advirtió que no era trigo limpio.
Creo que por eso el final de las hermanas es, en parte, bastante triste. Sí, es perfecto, porque ambas sobreviven y ambas tienen nuevas oportunidades, pero me pareció una pena que, en ese sentido, Enrique ganara. Desde luego, María no tenía otra opción que mandarla a la mierda y no querer volver a ver a Amparo, no tras todo lo sucedido, pero también creo que si Enrique no hubiera estado tan empeñado en destrozar a Amparo, la segunda traición no se habría dado.
Porque Amparo sabía, al fin, que ser María no era tan bueno como creía, aunque también tenía claro que su vida pre-Vergel era mucho peor.
La venganza de María
Y creo que por eso siempre he empatizado tanto con Amparo, que por eso sigo siendo fan de ella (además por la estupenda temporada que nos ha dado, siendo una diva de la leche en sus enfrentamientos con Enrique y Luisa), porque su conflicto inicial era mucho más humano y comprensible que el de María. A fin y al cabo, María tuvo una vida feliz (su madre no la quería, vale, pero tuvo un padre que la adoró e incluso recibió mucho amor por parte de su tío... lo que hace de Enrique un malo todavía más perturbador) llena de oportunidades, mientras que Amparo tuvo una madre que, aunque la quería, prefería la botella.
Seamos sinceros, por muy genial que fuera Fernanda, todos habríamos preferido ser criados por Francisco y la frígida de Luisa. De hecho, si María no hubiera buscado la verdad sobre su origen, seguiría teniendo una vida casi de ensueño, mientras que Amparo habría acabado siendo la puta del pueblo.
Así que, aunque quise estrangular a Amparo cuando traicionó por segunda vez a María, tampoco puedo odiarla. En parte porque con ella no soy objetiva, en parte porque sus motivaciones siempre han sido comprensibles. Desde el querer salir de una mierda de vida (el rebelarse contra su destino, como ella misma dijo) hasta el hacer todo lo posible para seguir con su hijo. Otra cosa es que el petardo de Quique no se merecía tanto sacrificio, pero, bueno, esa ya es otra cuestión.
Lo importante es que Sin identidad ha tenido una segunda temporada brutal y un final muy a la altura y que ha sido otra de las joyas de Antena 3 esta temporada. La verdad es que Antena 3 está acertando mucho con sus ficciones entre Sin identidad, Vis a vis y Allí abajo, grandeza las tres y cada una en su estilo.
Así que, bueno, sólo queda decirle adiós a María Fuentes y desearle que sea feliz ;)

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