Revista Fotografía
Fernando nunca perdonó que la crema de la intelectualidad lo
etiquetara de saltimbanqui ideológico y prescindible literato, lo
que le llevó a separarse de la izquierdona para caer en brazos de
la derechorra. Una señora tan inculta como superficial que lo
crió a sus pechos, consintiéndole caprichos y excentricidades,
creyendo la buena mujer que transformaría a aquel díscolo
rojillo en un facha de provecho.
Pero él, espíritu de la contradicción, le correspondió epatando
burgueses y eyaculando al revés en una España de burguesía
inexistente, donde la gente de orden eyacula por derecho.
Cosas de Fernando.