El aceite de maíz es uno de los condimentos más extendidos en todo el mundo. Por la enorme disponibilidad y su escaso precio, el maíz es una fuente nutricional por excelencia. Recientemente, sin embargo, su aporte nutricional ha sido puesto en cuestión. A la hora de elegir fuentes de grasas vegetales el aceite de maíz es una de las opciones disponibles. Por su elevado contenido en ácidos grasos poliinsaturados, sin embargo, podría no ser tan beneficioso como muchos mencionaban hace un tiempo.
Si bien existen numerosas razones para dejar de consumir aceite de maíz es necesario admitir que no todo en este aceite es malo. Las dietas con un alto porcentaje de ácidos grasos poliinsaturados ayudan a reducir la presión arterial en pacientes con presión muy alta.
El correcto balance de ácidos grasos en un aceite vegetal es uno de los factores determinantes del valor nutricional del mismo. En el caso del aceite de maíz existe un enorme desbalance que queda a favor de los ácidos grasos Omega 6. Diferentes estudios realizados en los Estados Unidos (por ejemplo, por el San Francisco VA Medical Center) demostraron que un alto porcentaje de Omega 6 (más allá del recomendado en relación a Omega 3) puede producir cáncer de próstata y cáncer de mama. Algunas autoridades en el mundo médico también asocian el aceite de maíz con el cáncer, la diabetes y el Alzhéimer. Una de las formas más efectivas de prevenir todas estas enfermedades, de hecho, sería eliminando por completo la presencia de ácidos grasos poliinsaturados en nuestra dieta.
Los hallazgos que han demostrado ser válidos para el aceite de maíz, por otra parte, serían aplicables a otras formas de consumo de maíz. Numerosos especialistas en todo el mundo ya están aconsejando la reducción y/o eliminación del maíz de la dieta de las poblaciones en riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes tipo II.