Revista Deportes

LA VERDAD DEL TOREO (Crónica 7ª de abono Feria de Málaga)

Por Malaka

 

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Jiménez Fortes en el quite al sexto de la tarde. Chicuelinas templadas y de manos bajas.

 

Málaga, 16 de agosto 2012
7ª de abono. Tres cuartos de entrada.

Se lidiaron 5 toros de Garcigrande y uno, el 1º, de Domingo Hernández, muy justos de presentación, tirando a la baja. El quinto el más anovillado. Mejor el sexto. Descastados casi todos a excepción del quinto que tuvo mejor clase. Destacable, por potable también, el primero.

EL JULI: bajonazo trasero (Saludos desde el tercio). Estocada casi entera trasera y un descabello (Ovación con saludos).

ALEJANDRO TALAVANTE: pinchazo, casi entera trasera y desprendida y dos descabellos (Saludos tras aviso). Pinchazo, media trasera, aviso (1 Oreja).

JIMÉNEZ FORTES: estocada (1 Oreja). Pinchazo, estocada contraria, aviso y un descabello (Ovación).

* Talavante entró por vía de la sustitución tras la baja de José María Manzanares.



LA VERDAD DEL TOREO (Crónica 7ª de abono Feria de Málaga)

Por José Daniel Rojo

Que cuando llegan las figuras del toreo baja el nivel de presentación del ganado, es una verdad del toreo. Triste, pero real. Que las figuras, llámense Juli y Talavante, no llenan los tendidos y cobran como si los llenaran, es una verdad del toreo. Que el malagueño Jiménez Fortes es de los pocos toreros del escalafón actual que torean cargando la suerte, con la pierna de salida hacia delante y con un concepto puro, es otra de las verdades del toreo. Y así lo demostró ayer tarde en La Malagueta, fiel a un concepto que entraña riesgo, pues hay verdad en lo que hace. Se percibe, desde el tendido, que el torero sabe que esta profesión es vida. Cuestión de vida. Que la vida se anteponga a la muerte que deambula por un albero, para a través de las emociones, lograr llegar hasta un público que sabe, o se presupone que sabe, que la Fiesta, ex-nacional casi, es precisamente eso: vida o muerte. Ahí está el triunfo, en la verdad del toreo.

Jiménez Fortes llegó a Málaga inmerso en una temporada apasionante y comprometida. La primera como matador de toros, apoderado por una casa importante y toreando, la mayoría de los días, con las figuras del toreo y en plazas importantes. La moneda la tiene en su mano y de él depende el devenir de su trayectoria futura. Se percibe desde el tendido que es consciente de lo que tiene y lo que quiere. Y por ello construye su tauromaquia sobre el pilar fundamental, el valor y la verdad. Es ese el único camino para continuar abriendo puertas, para lograr que todos estén pendientes de su día a día, y sobre todo, independientemente de llegar a figura o no, que llegará seguro si sigue así, para ganarse el respeto de todos.

El primero de su lote, tercero de la tarde, tenía un peligro que no todos vieron en la plaza hasta que llegó el percance. Tenía el oponente sus complicaciones, con la cara alta, quedándose a mitad del muletazo, pero se topó con un torero que se quedó quieto y que también, equivocadamente, acortó las distancias demasiado pronto. Le cogió, afortunadamente sin consecuencias, y se levantó el matador, sin mirarse siquiera, y se puso a torear al natural como si cualquier cosa. Recetó una estocada que se convierte en firme candidata para premio y cortó una oreja. Al sexto quiso torearlo a la verónica aceptablemente, con manos bajas y temple, divino don que atesora el malagueño. Replicó el buen quite, que a la verónica hizo El Juli, por chicuelinas de manos bajas y templadas. Y en la muleta tuvo algunas tandas potables pero que deslucieron al final porque el animal tocó los engaños. Supo quizás a poco esta segunda faena de Fortes aunque el toro también vino a menos.

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Talavante hacía, sustituyendo a Manzanares, su segunda comparecencia en La Malagueta, y haciendo balance de sus dos tardes me quedo, principalmente con la primera. Ayer realizó una faena que tuvo transmisión al segundo de su lote pero en la que descaradamente descargó la suerte, algo que en la primera tarde, la del miércoles, no hizo. Cierto es que de esa manera consigue alargar más en redondo el muletazo, pareciendo circulares, pero no logran tener la misma emoción que cuando se hace, con la “pata p´alante”. Es fundamental cargar la suerte y Talavante ayer se olvidó de hacerlo. Si logramos olvidarnos de la verdad del toreo, entiéndase cargar la suerte, podemos anotar una serie extraordinaria de naturales a cámara lenta que hicieron crujir la plaza. Tuvo un acertado y torero final de faena con una tanda de ayudados por bajo que guardaron empaque. Falló con los aceros y se premió con una oreja. La faena al segundo fue más fría y el pequeño cabezazo del toro al final del muletazo lo afeaba todo aún más. Dice Talavante que la faena a su segundo toro es una de las faenas de la temporada. Mal vamos si tomamos como referencia una faena en la que la verdad del toreo brilló por su ausencia.

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Se esperaba más de Juli que sin estar mal tampoco estuvo bien. Al primero de la tarde lo metió en la canasta a base de suavidad y temple. Le bajó la mano pero estuvo demasiado ventajista, con el paso atrás. Un bajonazo puso fin a la vida del único toro con el hierro de Domingo Hernández que se lidió ayer en el coso del Paseo de Reding. Más meritoria fue la faena al cuarto, donde expuso valentía ante un animal al que desde primera hora trató de llevarlo muy largo. Luego se metió entre los pitones, un verdadero arrimón, pero poco toreo. De puntillas, aunque tampoco sin grandes opciones, El Juli por Málaga.

Anotar la dignidad torera del banderillero malagueño Juan José Trujillo que hoy se estrenaba a las órdenes de Jiménez Fortes. En el tercer toro de la tarde no banderilleó con lucidez y ante la gran ovación del público e incluso el gesto de su jefe de filas animándolo a saludar, se negó el hombre de plata porque sabía que no había mérito para ello. Sin embargo, en la lidia del sexto, pegó grandes capotazos y casi nadie se dio cuenta. Así es la afición de Málaga.


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