El 1.° de enero de 1992 comenzaron a desarrollarse los sucesos que marcaron a la sociedad uruguaya para siempre y que dejaron en el alma profesional del investigador D'Franco heridas que arruinaron su vida matrimonial y su carrera. Apenas llegada la tarde de ese día, sobre las arenas de la playa de Solymar es encontrado el cuerpo sin vida de la joven Andrea Millán. La policía uruguaya destaca el hallazgo como un homicidio y a Hernán Sandoval, novio de la víctima, como el primer sospechoso. Poco tiempo después, aparecen dos cuerpos más en similares circunstancias. Aunque en una primera instancia parecen crímenes perfectos, la policía logra entrelazar los casos.
Jubilado y sin expectativas, más allá del olvido, Lorenzo D'Franco no puede dejar pasar la oportunidad de escribir una novela sobre lo ocurrido. Allí descubrimos un investigador obsesionado con un asesino anónimo, en tanto es desgarrado por el derrumbe de su matrimonio y por sus inestables sentimientos hacia una mujer que le demuestra que el amor nunca muere.
Hola de nuevo, mis queridos seres míticos.
El día de hoy vengo a ustedes con un estreno maravilloso que he tenido el honor de leer mucho antes de su presentación al público. Así es, una vez más, envídienme por tener primicias. Para esto, desde luego, quiero agradecer enormemente al autor de la novela que por lo pronto no tiene número de registro concreto porque, como dije, no ha salido al público. Una vez más, gracias por dar preferencia al blog y, por ende, a mi persona en sus huesos y putrefacción para deleitarme con tus escritos, en serio gracias, Jonathan.
Ahora, bien, dejando de lado la emotividad que me embarga por semejante honor de parte de Jonathan, entremos plenamente en la materia que nos compete. Espero hacer justicia de todo lo que mis profesores me han enseñado hasta el momento.
Para todos los que, como yo antes de leer esta novela e investigar un poco sobre el tema, no conocen Uruguay y los crímenes ahí cometidos a principios de la década de los 90's, les daré los precedentes.
Carrasco es una zona conocida -residencial, me parece- en Uruguay dónde entre los años de 1991 y 1993 desaparecieron algunas chicas y sus cuerpos fueron encontrados meses después, todos con la particularidad de haber perecido de asfixia. Lo peor del caso es que, fuera de eso, parecía que cada caso era aislado y durante ese periodo y un poco más fue complicado intentar esclarecer los crímenes que se perpetraron contra mujeres jóvenes. Si bien poco se conoce del tema (o yo no lo hacía), es un hecho que mover las aguas en algo tan delicado podría parecer un poco fuera de lugar, pero no es el caso de La verdad oculta, donde cada hecho es relatado con tanta delicadeza que nos vemos inmiscuidos en el caso. Es aquí dónde les recuerdo que esto se trata de una novela policiaca basada en los crímenes, siempre lejos en determinado punto de la realidad de los eventos.
Si hablamos de la trama y la forma en que Jonathan la aborda, he de decir que los detalles están muy bien trazados, que se tomó su tiempo para investigarlos y que hizo un genial trabajo a la hora de recopilarlos. Esto, en su mayor parte, es lo que hace de esta novela algo tan real y palpable que sobresale del papel. Una cosa en particular que me ha gustado mucho es la forma en que trata los sucesos, en que trata incluso al criminal. En todo momento se nota el respeto por los eventos y sus ganas de esclarecer un crimen que para muchos ha sido olvidado. Ese tipo de persona, ese tipo de autor que intenta mantener vivo un recuerdo imprimiéndole cierto grado de sí mismo, de su perspectiva, es lo que hace todavía más interesante el ejemplar. Si bien es una historia que mucha gente puede conocer con dar un click en sus ordenadores, la trama como la plantea Jonathan es interesante de inicio a fin y nos hace mantener la intriga hoja tras hoja.
Lo mejor del caso es que, en términos técnicos, los capítulos son cortos y disfrutables pero no por eso pierden el contenido, al contrario. Se trata de entregas concisas que nos dicen más de lo que uno piensa cuando se ponen a analizarlos. Además, en sí misma, la novela es relativamente corta para lo que Jonathan nos tenía acostumbrados, de manera que leerla nos llevaría un día. Claro, a menos que seas yo y hagas notas tras notas para plantearte un borrador de reseña. Pero no es el tema. El punto es que cada capítulo se disfruta más que el anterior y, en todos, la intriga nos mantiene al filo del asiento. Con una trama que se desarrolla entre los recuerdos del pasado de nuestro protagonista y el presente de su vida turbia, siempre tenemos un cambio que nos hace dar un respiro de escena en escena.
Cambiando un poco de teme y enfocándonos en los personajes quiero felicitar personalmente a Jonathan por ese salto enorme que ha dado como escritor. Se nota en Lorenzo, desde luego. Es un personaje con un trasfondo enorme, con un raciocinio que lo hace casi una persona real y palpable por más basado que esté en un hombre de carne y hueso. Me impresionó gratamente y a sobremanera leer un personaje así de vivo, así de real y por ende, así de humano. Mis felicitaciones porque, como escritor, se nota esa evolución que no se vio en El descenso con el personaje de Kyle. Este hecho, este cambio, es lo que nos llevó de la mano en ese nuevo mundo que nos ha trazado y nos mantuvo ahí de una forma creíble, en esta realidad que sólo existe dentro de la mente del lector.
Del resto de personajes tengo poco que decir. Incluso los secundarios tenían carácter, lo que resaltó en sí mismo la personalidad de Lorenzo conforme de relacionaba con cada uno. Ninguno estuvo ahí de forma fortuita. Todos estuvieron planeados a detalle y eso le da más vida a cada página y a cada momento de la trama.
Ya para terminar, les diré que el final es uno que todos conocemos... O casi. En lo personal, me ha gustado mucho aunque yo le hubiera dado un giro todavía más complicado, quizá un poco retorcido incluso. Pero bueno, en términos generales ha quedado perfecto, ha sido un toque que marcó todo lo demás, que concretó el texto en su totalidad y ha dejado un maravilloso sabor de boca. Como es de esperarse, se lo recomiendo a todo aquel que quiera una aventura sin igual, un crimen casi perfecto que se enlaza por tramas jamás pensadas. Sí, está basado en un hecho real, pero nos acerca un poco más a ciertos aspectos que lo hacen un libro disfrutable una vez que uno deja la crudeza de lado, un libro que merece cada segundo invertido. Personalmente, espero mi ejemplar firmado en cuanto el tiraje salga a la luz (advertido, Jonathan). Y pues, para finalizar, es una novela policiaca en toda regla, de esas que uno saca para develar más y más misterios y que, sin lugar a dudas, no porque el autor sea mi amigo, se la recomiendo a todo el adolescente valiente y el adulto amante del género que se atreva a vivir una gran y preocupante aventura.
Saludos enormes,